Jeremiah Wright, quien fuera el guía espiritual de Barack Obama -actualmente un ministro retirado de la Iglesia Unida de Cristo en Chicago- habló el domingo pasado en el club de la Prensa Nacional.
El pastor que influiría en la vida del hoy candidato a la presidencia de los Estados Unidos, reveló hace tres días su odio hacia el país que su ex discípulo aspira presidir.
Por ejemplo, expresó su admiración hacia Louis Farrakhan, ministro líder de Nation of Islam, figura que alienta el odio racial de los negros hacia los blancos, llamando a las personas blancas diablos. Wright, en su discurso, dijo que Farrakhan es una de las voces más importantes de los siglos 20 y 21, y añadió que es a dicho reverendo a quien los negros estadounidenses escuchan. Farrahan, a su vez, apoya la candidatura de Obama.
Wright, además, calificó a los Estados Unidos como el Imperio Romano moderno que trata de dominar al mundo, lo acusó de terrorismo y sugirió que este país había inventado el virus del SIDA para acabar con los negros, entre otras sentencias totalmente anti-americanas.
Ayer martes, dos días después del discurso, fue que Barack Obama condenó sus palabras.
Si un reverendo como Jeremiah Wright ha sido una persona influyente en la vida de un potencial presidente de los Estados Unidos, ¿qué podría esperar este país de su presidente si esa posibilidad se vuelve una realidad?
Remar rumbo a Europa no debe ser cosa de juego.
El pastor que influiría en la vida del hoy candidato a la presidencia de los Estados Unidos, reveló hace tres días su odio hacia el país que su ex discípulo aspira presidir.
Por ejemplo, expresó su admiración hacia Louis Farrakhan, ministro líder de Nation of Islam, figura que alienta el odio racial de los negros hacia los blancos, llamando a las personas blancas diablos. Wright, en su discurso, dijo que Farrakhan es una de las voces más importantes de los siglos 20 y 21, y añadió que es a dicho reverendo a quien los negros estadounidenses escuchan. Farrahan, a su vez, apoya la candidatura de Obama.
Wright, además, calificó a los Estados Unidos como el Imperio Romano moderno que trata de dominar al mundo, lo acusó de terrorismo y sugirió que este país había inventado el virus del SIDA para acabar con los negros, entre otras sentencias totalmente anti-americanas.
Ayer martes, dos días después del discurso, fue que Barack Obama condenó sus palabras.
Si un reverendo como Jeremiah Wright ha sido una persona influyente en la vida de un potencial presidente de los Estados Unidos, ¿qué podría esperar este país de su presidente si esa posibilidad se vuelve una realidad?
Remar rumbo a Europa no debe ser cosa de juego.