(Entrevista publicada originalmente en la 8va edición de Voces, revista cultural cubana independiente publicada en Cuba)
Por Natacha Herrera
A principio de la década de los ochenta la Habana tenía un fantasma. En realidad tuvo varios, muchos, muchísimos, pero quizás el fantasma más conocido de la vida cultural de la época se llamaba Mike Porcel. Dos años antes su canción ‘En busca de una nueva flor’ había sido himno oficial del Festival de la Juventud y los Estudiantes celebrado en la capital cubana en 1978, afortunadamente para nosotros, jóvenes de entonces, un himno sin trompetas ni a degüellos, ni manidas analogías de morir por la patria. Era una canción tierna, que invitaba a la paz interior y a la esperanza.
A poco, el autor de ese himno se volvió fantasma.
Treinta años después entrevisto al fantasma más célebre de mi generación para la revista Voces, principalmente para esos lectores que nacían cuando Mike Porcel soñaba con una nueva flor.
Mike, quizás muchos lectores de Voces eran pequeños o no habían nacido cuando el grupo musical Dada era popular en Cuba. ¿Qué recuerdos guardas de aquella época?
“Los mejores. Empecé mi carrera profesional como integrante de Dada, tenía en aquel entonces 18 años y todavía era un estudiante de música. Mi profesora de guitarra Leopoldina Núñez -una institución en Cuba en el campo de la guitarra, para los que no tuvieron el privilegio de conocerla- fue quien me presentó al director de Dada, Raúl Pastora, que estaba buscando un guitarrista y cantante para el grupo. Guardo lindos recuerdos de aquella época en la que además conocí a la que es aun hoy mi compañera en la vida.
En Dada también empezó mi carrera como compositor; conocí y compartí esos años con Alfredo Arias, un muy talentoso músico de quien aprendí mucho y con Pedro Luís Ferrer, que también estuvo en Dada por un corto tiempo. Luego, en pos de mi carrera como solista dejé el grupo y pasé a trabajar como director musical en Teatro Estudio y paralelamente como cantautor.
De aquellos años en Dada quedó una hermosa amistad tanto con Raúl como con Alfredo y Pedro Luís, que aun conservamos. En esa época de la vida alrededor de los veinte años uno está lleno de ilusiones y sueños. Por eso digo que mis recuerdos de esa época son de los mejores de mi carrera. Muy pocos de aquellos sueños se concretaron pero es el tiempo de poner proa hacia nuestros objetivos y de vivir esas experiencias”.
También fuiste cofundador de Síntesis. ¿Cuánto tiempo trabajaste con este grupo y por qué te separaste del mismo?
“Sí, junto con Carlos Alfonso -el director de Tema IV- surgió la idea de hacer un grupo musical de rock sinfónico/progresivo e incorporar elementos de la música cubana campesina (era mi objetivo) algo inédito en Cuba para ese entonces. Sólo estuve 2 años. La idea no cuajó, era mucho más ambiciosa que lo que salió a la luz y el público conoció o recuerda.
En aquel entonces yo tenía un espectáculo que se llamaba ‘Que hablen los poetas’, con el actor Carlos Ruiz de la Tejera y que dirigía el actor José Antonio Rodríguez. Estaba fascinado con la mezcla del teatro y la música. La intención era también incorporar en Síntesis las artes escénicas, algo de acrobacia, la pantomima y crear espectáculos/ discos conceptuales. Creo que fue demasiado para aquellos tiempos.
Tuvimos miles de dificultades, de todo tipo, y por supuesto no faltaron las ideológicas. Me separé precisamente porque la idea empezó a derivar en otra cosa y a adaptarse a los cánones estéticos oficialistas. En aquel entonces mi tolerancia y diplomacia eran mínimas. Aunque yo era demasiado joven, ya estaba agobiado por el mundo circundante y harto de buscar puntos medios. Carlos y yo teníamos mucha química musical, pensábamos casi exactamente iguales, por eso para mí fue una decisión muy dura, difícil, pues fue como renunciar a otro sueño que podía o estuvo a punto de convertirse en realidad.
Además, a principio del año ochenta empezaban rumores de una salida masiva y mi idea fue empezar a separarme de todo para estar listo y sin cargas en el momento de partir”.
Tu canción “En busca de una nueva flor” fue el tema del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en la Habana en 1978, interpretada magistralmente por Argelia Fragoso. ¿Hubo un antes y un después tras el éxito que alcanzó este trabajo musical tuyo?
“Sí, claro que hubo un antes y un después. ‘En busca de la nueva flor’ marcó ese punto donde las cosas empiezan a girar. Por un lado me sacó definitivamente de la oscuridad, del underground world al que estaba confinado y me expuse a la luz pública. Pero igual -esto lo he dicho en varias entrevistas- no fue tampoco fácil.
En el texto de la canción colaboró conmigo el joven compositor Ireno García, que por aquel entonces empezaba a componer. Resultó que la canción fue premiada por un jurado internacional -además del cubano- que tenía que ver con la organización del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. A la UJC y demás instituciones ideológicas no les gustó mucho la canción. Recuerdo que en una reunión en el Ministerio de Cultura a raíz de la premiación, la Sra. Marcia Leiseca, en aquel entonces creo vice-ministra de cultura, me dijo textualmente que ‘el Ministerio de Cultura pensaba que la canción parecía un himno protestante’ y que ‘le faltaba combatividad, agresividad’, que ‘no parecía el texto de un joven revolucionario cubano’.
Precisamente eso era lo que yo había querido hacer. Que la canción saliera premiada para mi fue una especie de milagro, pues lo primero que se miraba no era la calidad de la pieza si no cuan ideológicamente estaba comprometida con la propaganda comunista del momento. Con esos truenos salió la canción y hasta trataron incluso de bloquearla.
Recuerdo que encargaron a Silvio Rodríguez hacer una ‘contra canción’, que luego nunca se dio a conocer. De esto me enteré por una amiga periodista que estaba en la reunión donde se planteó esta idea. A partir de ese momento, de ‘En busca de una nueva flor’, mi vida cambió drástica y radicalmente. La canción se convirtió en una especie de estigma que lejos de traerme paz me trajo muchos sinsabores.
Luego vino el Mariel, los tristemente célebres mítines de repudio organizados por los CDRs y por el llamado Movimiento de la Nueva Trova (con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés al frente). Finalmente no me dejaron emigrar. Estuve casi 10 años sin obtener el permiso de salida, años muy importantes en mi carrera cercenados, perdidos sin razón. Digo sin razón porque aun no sé, nunca he sabido, por qué ese ensañamiento durante casi una década.
La espera fue larga e incierta. Siempre se decía -rumores claro- que era una especie de escarmiento o de castigo por la famosa canción. En el único disco que hicimos durante la primera etapa de Síntesis grabamos una versión estilo rock-ballad, pero la versión de Argelia es la que el público recuerda, tanto por su calidad como por la difusión que tuvo. En ese año 1978 dejé de cantar la canción. Con el tiempo he vuelto a reconciliarme con ella, algunas veces hasta la he cantado en conciertos. El público la recuerda con mucho cariño”.
Dos años después decidiste irte de Cuba y el gobierno te castigó durante 9 años sin permitirte viajar. Tus temas musicales se prohibieron en la radio y la televisión y tu nombre se evaporó, a pesar de que seguías en el país. ¿Cómo fue tu vida en Cuba durante esos 9 años como no-persona?
“Fue terrible, sin trabajo, acosado, hostigado, sin saber cuanto tiempo estaría en esa situación, y lo peor de esta ‘venganza oficial’ es que ese odio pasó a mi hijo que en aquel entonces tenía sólo 8 años, y a mi esposa. Recuerdo que fue expulsado del conservatorio por ser hijo de Mike Porcel. El trauma con la música desde entonces para él ha sido irreversible. Trabajé como organista en varias iglesias y ese fue mi sostén durante todos esos años de espera hasta 1989, fecha en que emigré a España gracias a la intervención de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Mi esposa y mi hijo Charles ya habían salido en 1986 junto con mis padres. No pudimos volver a reunirnos hasta noviembre de 1993 cuando llegué a Estados Unidos”.
Exilio, cuño intangible que llevamos los cubanos de la diáspora. ¿Qué ha significado para ti?
“Bueno, no sé para los demás, porque cada cual habla y se proyecta al mundo desde su propia experiencia, pero para mí el exilio ha sido una gran escuela. Primero me ha demostrado que tenía razón, que mi decisión de salir fue la correcta. Sólo lamento no haberlo podido hacer antes. De hecho lo intenté en 1980, pero quiero decir aun antes.
Desde la otra orilla se ve el deterioro de Cuba con mayor claridad que cuando estás inmerso en los problemas cotidianos. Como nunca fui ‘profeta en mi tierra’ y mi carrera fue siempre contra viento y marea por mis posiciones ‘no combativas’ y anti oficialistas, no sentí esa presión del exilio que otros han sentido.
Especialmente mis últimos 9 años en Cuba fueron tan difíciles, tan inciertos, tan terribles al sentirme un extranjero, un paria en mi propio país, que no he podido superar la experiencia todavía. Sin embargo, nunca he sentido esa sensación fuera de Cuba.
Quizás por eso los golpes como exiliado -que sin dudas los he tenido- pues uno tiene que empezar desde cero, han sido compensados con creces con la sensación real de vivir en libertad y experimentarla a diario.
Primero durante mis años en España y luego aquí en los Estados Unidos. Hoy soy ciudadano norteamericano y trato de pagar, de retornar diariamente, mi deuda de gratitud para con este país que me acogió entre sus hijos”.
¿Qué opinas sobre la naciente sociedad civil cubana que ha roto el monopolio de la información del gobierno cubano con blogs alternativos a la opinión oficial?
“Esa es una prueba de que por mucho que las dictaduras y gobiernos totalitarios quieran tener todos los cabos amarrados, siempre algo se les escapa. El mundo se ha vuelto más pequeño, más cercano con el fenómeno del Internet. Cuba no podía quedar fuera de este fenómeno. Hoy se dicen cosas que nunca se hubieran dicho en los 70, 80 ó 90; es un granito de arena en un largo proceso por despertar la aletargada conciencia civil general del cubano. Eso es algo que también destruyó el experimento de los Castro.
La nación ha quedado arrasada de punta a cabo en todos los aspectos, económico, moral, espiritual. Eso es algo que le es muy difícil de entender a los cubanos que emigraron en la década de los 60 y es que la Cuba que ellos recuerdan, que ellos dejaron, incluso esa clase de cubano ya no existe. Creo que percatarnos de eso en su totalidad es un triste privilegio que la vida dio a nuestra generación, a los que estamos en el medio de aquella generación que partió en los sesenta -y que fueron en su mayoría los que apoyaron y/o pusieron a los Castro en el poder - y los que nacieron después de los 80 que a veces me parece no tienen que ver con nada”.
¿Piensas que te dará tiempo de ver una Cuba sin los hermanos Castro? ¿Cómo imaginas esa Cuba? ¿Volverías a vivir allí?
“Francamente no pienso en eso ni tampoco creo suceda al menos a corto plazo. No creo en los cambios que se muestran y se que -para ellos- dejar el poder está fuera de sus planes. La conciencia ciudadana general está demasiado dañada. Ha sido parte del experimento macabro de la revolución socialista tropical cubana y lo lograron sin dudas.
No me imagino viviendo allí. Lo siento, quisiera tener esa visión pero no la tengo. Imaginarme una Cuba sin los Castro me cuesta trabajo, de lo que sí estoy seguro es que ya nada será igual para ellos y poco a poco tendrán que venir cambios reales, no simples make-ups sin dejar el poder. La muerte es inexorable y se irá llevando uno por uno a los que gobiernan, pero el cambio total, real, tomará años, lo mismo que reconstruir la nación cubana. No, no creo nos dé tiempo a verlo”.
¿En qué proyecto trabajas en la actualidad?
“Bueno, ahora mismo estoy escribiendo para el grupo Teatro Avante la música de la obra que representará a Estados Unidos en el festival de Teatro Hispano que se celebra anualmente aquí en Miami. Esa es una de mis pasiones, hacer música para teatro. En los últimos años esa ha sido otra vertiente en mi carrera.
He compuesto música también para documentales en Suiza y España y una serie de dibujos animados. Paralelamente con eso, estoy grabando canciones nuevas, inéditas, otras más viejas y engavetadas con la idea de tener temas suficientes para escoger para un segundo CD. En el 2008 produje mi primer CD en solitario (pues en Cuba nunca fui grabado) titulado ‘Mike Porcel Intactvs’.
Estoy revisando y desempolvando un proyecto que empecé en España basado en la poesía de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús (poesía mística), dos gigantes de la poesía en castellano. Este proyecto ‘Aunque es de noche’ ha estado por salir un par de veces y ha vuelto a las gavetas esperando tiempos mejores que parece no quieren llegar, pero sigo trabajando, nunca he parado de escribir música ni aun en mis más desolados y duros momentos. Creo que eso es lo que me da fuerzas para seguir adelante teniendo ‘fe en el mejoramiento humano’, como dijera José Martí”.
(Revista cultural cubana independiente Voces 8)
Por Natacha Herrera
A principio de la década de los ochenta la Habana tenía un fantasma. En realidad tuvo varios, muchos, muchísimos, pero quizás el fantasma más conocido de la vida cultural de la época se llamaba Mike Porcel. Dos años antes su canción ‘En busca de una nueva flor’ había sido himno oficial del Festival de la Juventud y los Estudiantes celebrado en la capital cubana en 1978, afortunadamente para nosotros, jóvenes de entonces, un himno sin trompetas ni a degüellos, ni manidas analogías de morir por la patria. Era una canción tierna, que invitaba a la paz interior y a la esperanza.
A poco, el autor de ese himno se volvió fantasma.
Treinta años después entrevisto al fantasma más célebre de mi generación para la revista Voces, principalmente para esos lectores que nacían cuando Mike Porcel soñaba con una nueva flor.
Mike, quizás muchos lectores de Voces eran pequeños o no habían nacido cuando el grupo musical Dada era popular en Cuba. ¿Qué recuerdos guardas de aquella época?
“Los mejores. Empecé mi carrera profesional como integrante de Dada, tenía en aquel entonces 18 años y todavía era un estudiante de música. Mi profesora de guitarra Leopoldina Núñez -una institución en Cuba en el campo de la guitarra, para los que no tuvieron el privilegio de conocerla- fue quien me presentó al director de Dada, Raúl Pastora, que estaba buscando un guitarrista y cantante para el grupo. Guardo lindos recuerdos de aquella época en la que además conocí a la que es aun hoy mi compañera en la vida.
En Dada también empezó mi carrera como compositor; conocí y compartí esos años con Alfredo Arias, un muy talentoso músico de quien aprendí mucho y con Pedro Luís Ferrer, que también estuvo en Dada por un corto tiempo. Luego, en pos de mi carrera como solista dejé el grupo y pasé a trabajar como director musical en Teatro Estudio y paralelamente como cantautor.
De aquellos años en Dada quedó una hermosa amistad tanto con Raúl como con Alfredo y Pedro Luís, que aun conservamos. En esa época de la vida alrededor de los veinte años uno está lleno de ilusiones y sueños. Por eso digo que mis recuerdos de esa época son de los mejores de mi carrera. Muy pocos de aquellos sueños se concretaron pero es el tiempo de poner proa hacia nuestros objetivos y de vivir esas experiencias”.
También fuiste cofundador de Síntesis. ¿Cuánto tiempo trabajaste con este grupo y por qué te separaste del mismo?
“Sí, junto con Carlos Alfonso -el director de Tema IV- surgió la idea de hacer un grupo musical de rock sinfónico/progresivo e incorporar elementos de la música cubana campesina (era mi objetivo) algo inédito en Cuba para ese entonces. Sólo estuve 2 años. La idea no cuajó, era mucho más ambiciosa que lo que salió a la luz y el público conoció o recuerda.
En aquel entonces yo tenía un espectáculo que se llamaba ‘Que hablen los poetas’, con el actor Carlos Ruiz de la Tejera y que dirigía el actor José Antonio Rodríguez. Estaba fascinado con la mezcla del teatro y la música. La intención era también incorporar en Síntesis las artes escénicas, algo de acrobacia, la pantomima y crear espectáculos/ discos conceptuales. Creo que fue demasiado para aquellos tiempos.
Tuvimos miles de dificultades, de todo tipo, y por supuesto no faltaron las ideológicas. Me separé precisamente porque la idea empezó a derivar en otra cosa y a adaptarse a los cánones estéticos oficialistas. En aquel entonces mi tolerancia y diplomacia eran mínimas. Aunque yo era demasiado joven, ya estaba agobiado por el mundo circundante y harto de buscar puntos medios. Carlos y yo teníamos mucha química musical, pensábamos casi exactamente iguales, por eso para mí fue una decisión muy dura, difícil, pues fue como renunciar a otro sueño que podía o estuvo a punto de convertirse en realidad.
Además, a principio del año ochenta empezaban rumores de una salida masiva y mi idea fue empezar a separarme de todo para estar listo y sin cargas en el momento de partir”.
Tu canción “En busca de una nueva flor” fue el tema del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en la Habana en 1978, interpretada magistralmente por Argelia Fragoso. ¿Hubo un antes y un después tras el éxito que alcanzó este trabajo musical tuyo?
“Sí, claro que hubo un antes y un después. ‘En busca de la nueva flor’ marcó ese punto donde las cosas empiezan a girar. Por un lado me sacó definitivamente de la oscuridad, del underground world al que estaba confinado y me expuse a la luz pública. Pero igual -esto lo he dicho en varias entrevistas- no fue tampoco fácil.
En el texto de la canción colaboró conmigo el joven compositor Ireno García, que por aquel entonces empezaba a componer. Resultó que la canción fue premiada por un jurado internacional -además del cubano- que tenía que ver con la organización del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. A la UJC y demás instituciones ideológicas no les gustó mucho la canción. Recuerdo que en una reunión en el Ministerio de Cultura a raíz de la premiación, la Sra. Marcia Leiseca, en aquel entonces creo vice-ministra de cultura, me dijo textualmente que ‘el Ministerio de Cultura pensaba que la canción parecía un himno protestante’ y que ‘le faltaba combatividad, agresividad’, que ‘no parecía el texto de un joven revolucionario cubano’.
Precisamente eso era lo que yo había querido hacer. Que la canción saliera premiada para mi fue una especie de milagro, pues lo primero que se miraba no era la calidad de la pieza si no cuan ideológicamente estaba comprometida con la propaganda comunista del momento. Con esos truenos salió la canción y hasta trataron incluso de bloquearla.
Recuerdo que encargaron a Silvio Rodríguez hacer una ‘contra canción’, que luego nunca se dio a conocer. De esto me enteré por una amiga periodista que estaba en la reunión donde se planteó esta idea. A partir de ese momento, de ‘En busca de una nueva flor’, mi vida cambió drástica y radicalmente. La canción se convirtió en una especie de estigma que lejos de traerme paz me trajo muchos sinsabores.
Luego vino el Mariel, los tristemente célebres mítines de repudio organizados por los CDRs y por el llamado Movimiento de la Nueva Trova (con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés al frente). Finalmente no me dejaron emigrar. Estuve casi 10 años sin obtener el permiso de salida, años muy importantes en mi carrera cercenados, perdidos sin razón. Digo sin razón porque aun no sé, nunca he sabido, por qué ese ensañamiento durante casi una década.
La espera fue larga e incierta. Siempre se decía -rumores claro- que era una especie de escarmiento o de castigo por la famosa canción. En el único disco que hicimos durante la primera etapa de Síntesis grabamos una versión estilo rock-ballad, pero la versión de Argelia es la que el público recuerda, tanto por su calidad como por la difusión que tuvo. En ese año 1978 dejé de cantar la canción. Con el tiempo he vuelto a reconciliarme con ella, algunas veces hasta la he cantado en conciertos. El público la recuerda con mucho cariño”.
Dos años después decidiste irte de Cuba y el gobierno te castigó durante 9 años sin permitirte viajar. Tus temas musicales se prohibieron en la radio y la televisión y tu nombre se evaporó, a pesar de que seguías en el país. ¿Cómo fue tu vida en Cuba durante esos 9 años como no-persona?
“Fue terrible, sin trabajo, acosado, hostigado, sin saber cuanto tiempo estaría en esa situación, y lo peor de esta ‘venganza oficial’ es que ese odio pasó a mi hijo que en aquel entonces tenía sólo 8 años, y a mi esposa. Recuerdo que fue expulsado del conservatorio por ser hijo de Mike Porcel. El trauma con la música desde entonces para él ha sido irreversible. Trabajé como organista en varias iglesias y ese fue mi sostén durante todos esos años de espera hasta 1989, fecha en que emigré a España gracias a la intervención de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Mi esposa y mi hijo Charles ya habían salido en 1986 junto con mis padres. No pudimos volver a reunirnos hasta noviembre de 1993 cuando llegué a Estados Unidos”.
Exilio, cuño intangible que llevamos los cubanos de la diáspora. ¿Qué ha significado para ti?
“Bueno, no sé para los demás, porque cada cual habla y se proyecta al mundo desde su propia experiencia, pero para mí el exilio ha sido una gran escuela. Primero me ha demostrado que tenía razón, que mi decisión de salir fue la correcta. Sólo lamento no haberlo podido hacer antes. De hecho lo intenté en 1980, pero quiero decir aun antes.
Desde la otra orilla se ve el deterioro de Cuba con mayor claridad que cuando estás inmerso en los problemas cotidianos. Como nunca fui ‘profeta en mi tierra’ y mi carrera fue siempre contra viento y marea por mis posiciones ‘no combativas’ y anti oficialistas, no sentí esa presión del exilio que otros han sentido.
Especialmente mis últimos 9 años en Cuba fueron tan difíciles, tan inciertos, tan terribles al sentirme un extranjero, un paria en mi propio país, que no he podido superar la experiencia todavía. Sin embargo, nunca he sentido esa sensación fuera de Cuba.
Quizás por eso los golpes como exiliado -que sin dudas los he tenido- pues uno tiene que empezar desde cero, han sido compensados con creces con la sensación real de vivir en libertad y experimentarla a diario.
Primero durante mis años en España y luego aquí en los Estados Unidos. Hoy soy ciudadano norteamericano y trato de pagar, de retornar diariamente, mi deuda de gratitud para con este país que me acogió entre sus hijos”.
¿Qué opinas sobre la naciente sociedad civil cubana que ha roto el monopolio de la información del gobierno cubano con blogs alternativos a la opinión oficial?
“Esa es una prueba de que por mucho que las dictaduras y gobiernos totalitarios quieran tener todos los cabos amarrados, siempre algo se les escapa. El mundo se ha vuelto más pequeño, más cercano con el fenómeno del Internet. Cuba no podía quedar fuera de este fenómeno. Hoy se dicen cosas que nunca se hubieran dicho en los 70, 80 ó 90; es un granito de arena en un largo proceso por despertar la aletargada conciencia civil general del cubano. Eso es algo que también destruyó el experimento de los Castro.
La nación ha quedado arrasada de punta a cabo en todos los aspectos, económico, moral, espiritual. Eso es algo que le es muy difícil de entender a los cubanos que emigraron en la década de los 60 y es que la Cuba que ellos recuerdan, que ellos dejaron, incluso esa clase de cubano ya no existe. Creo que percatarnos de eso en su totalidad es un triste privilegio que la vida dio a nuestra generación, a los que estamos en el medio de aquella generación que partió en los sesenta -y que fueron en su mayoría los que apoyaron y/o pusieron a los Castro en el poder - y los que nacieron después de los 80 que a veces me parece no tienen que ver con nada”.
¿Piensas que te dará tiempo de ver una Cuba sin los hermanos Castro? ¿Cómo imaginas esa Cuba? ¿Volverías a vivir allí?
“Francamente no pienso en eso ni tampoco creo suceda al menos a corto plazo. No creo en los cambios que se muestran y se que -para ellos- dejar el poder está fuera de sus planes. La conciencia ciudadana general está demasiado dañada. Ha sido parte del experimento macabro de la revolución socialista tropical cubana y lo lograron sin dudas.
No me imagino viviendo allí. Lo siento, quisiera tener esa visión pero no la tengo. Imaginarme una Cuba sin los Castro me cuesta trabajo, de lo que sí estoy seguro es que ya nada será igual para ellos y poco a poco tendrán que venir cambios reales, no simples make-ups sin dejar el poder. La muerte es inexorable y se irá llevando uno por uno a los que gobiernan, pero el cambio total, real, tomará años, lo mismo que reconstruir la nación cubana. No, no creo nos dé tiempo a verlo”.
¿En qué proyecto trabajas en la actualidad?
“Bueno, ahora mismo estoy escribiendo para el grupo Teatro Avante la música de la obra que representará a Estados Unidos en el festival de Teatro Hispano que se celebra anualmente aquí en Miami. Esa es una de mis pasiones, hacer música para teatro. En los últimos años esa ha sido otra vertiente en mi carrera.
He compuesto música también para documentales en Suiza y España y una serie de dibujos animados. Paralelamente con eso, estoy grabando canciones nuevas, inéditas, otras más viejas y engavetadas con la idea de tener temas suficientes para escoger para un segundo CD. En el 2008 produje mi primer CD en solitario (pues en Cuba nunca fui grabado) titulado ‘Mike Porcel Intactvs’.
Estoy revisando y desempolvando un proyecto que empecé en España basado en la poesía de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús (poesía mística), dos gigantes de la poesía en castellano. Este proyecto ‘Aunque es de noche’ ha estado por salir un par de veces y ha vuelto a las gavetas esperando tiempos mejores que parece no quieren llegar, pero sigo trabajando, nunca he parado de escribir música ni aun en mis más desolados y duros momentos. Creo que eso es lo que me da fuerzas para seguir adelante teniendo ‘fe en el mejoramiento humano’, como dijera José Martí”.
(Revista cultural cubana independiente Voces 8)
3 comments:
Muy buena entrevista Don Eufrates, como es ya costumbre.
Dura y clara.
muy buena , las canciones de Porcel son bellisimas!
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