Sunday, November 30, 2008

LAS DAMAS DE BLANCO... OTRO MAS


A esas mujeres valientes que recorren la Quinta Avenida de la Habana todos los domingos vestidas de blanco, en silencio, portando un gladiolo, desafiando a la dictadura mientras le piden al mundo que se solidarice con la liberación de sus esposos, padres, hijos, hermanos, amigos, presos por el solo delito de querer pacíficamente libertad de expresión, elecciones libres y una vida digna para el pueblo cubano. Para estas mujeres, con toda admiración, dedico un gladiolo cada domingo.


UNA ISLA BAJO EL TERROR

No lo digo yo, desde esta otra isla alejada y ajena. Lo dicen esas personas que en Cuba han perdido el miedo, y escriben sobre la realidad que les rodea. Les recomiendo estos tres artículos de Cubanet: “Cuando se evapora la alegría”, “Jugada anticipada” y “Tortura psicológica contra prisionera política”.

Saturday, November 29, 2008

MARCO RIZO, EN SU MEMORIA…

Lucy Ball, Marco Rizo y Desi Arnaz.

Gracias al dilecto NC, lector fijo y tesorero del idioma de este espacio, he tenido el gusto de conocer la vida y obra de Marco Rizo, destacado músico santiaguero que tocó piano junto a Ernesto Lecuona en los años treinta del siglo pasado allá en nuestra Isla. Luego, en 1940, emigró a los Estados Unidos, donde continuó sus estudios de música en la prestigiosa escuela neoyorquina Julliard. Amigo de Desi Arnaz desde la infancia, Marco Rizo fue el pianista y director de la orquesta del show más famoso de la televisión americana: “I Love Lucy”, desde 1951 hasta 1957.

Posteriormente, Rizo fue pianista y arreglista del “Bob Hope Radio Show” y formó su propio grupo. También trabajó como arreglista para destacadas figuras internacionales, como Carmen Miranda, Xavier Cugat y Paquito D’Rivera, entre otros muchos. Dedicó gran parte de los últimos 20 años de su vida a la organización sin fines de lucro “The Marco Rizo Latin American Music Project”, enseñando apreciación de la música y cultura latina a estudiantes universitarios, de secundaria y de escuelas públicas. Este gran músico cubano falleció el 8 de septiembre de 1998, en Manhattan.

La organización fundada por él celebra mañana, 30 de noviembre, un memorial por el día de su nacimiento. Otro destacado artista cubano borrado de la historia de nuestro país por la dictadura inculta y opresora de los hermanos Castro.

Visiten su página y conozcan al maestro Marco Rizo. ¡Gracias NC por esta información!


Friday, November 28, 2008

“THE DOWNEASTER…” HASTA EL MISMISIMO “… ALEXA”


En una época en que solía pasar fines de semana en un acogedor pueblito de Long Island, en tren aproxidamente a 50 minutos de Manhattan, una tarde de sábado mis anfitriones me invitaron a conocer el vecino pueblo de Sag Harbor, área registrada como comunidad en la década del treinta del siglo XVIII. Un lugar que floreció gracias a su puerto, que llegó a ser en su momento segundo de importancia en el Estado, tras el puerto de New York.


Típico pueblito americano con historias centenarias, Sag Harbor cuenta con esa calle principal imprescindible, bordeada por construcciones antiguas de madera convertidas en acogedores y tibios restaurantes, tiendas de antigüedades, oficinas de bienes raíces o cualquier otro pequeño negocio local.


Pero, lo que más me impresionó fue su bahía congestionada de botes, a pesar de que ya estábamos en otoño, los entusiastas marineros de temporada se recogían frente a sus chimeneas, y las embarcaciones solitarias se balanceaban con el suave movimiento del mar de una apacible tarde cualquiera.

En medio de aquel espectáculo conmovedor, rural y a la vez marino –una combinación que para mi gusto es la perfecta después de la citadina- uno de mis anfitriones me presentó el “Alexa”, naranja y blanco, construido sobre el molde de un langostero.


Fue una grata sorpresa. “The Downeaster Alexa” es una de mis canciones preferidas de Billy Joel de todos los tiempos. Quizás porque el disco “Storm Front” -donde está incluida- salió al mercado en una época de mi vida donde luchaba como un pescador contra la tormenta, en aquella primera época de supervivencia tras salir de Cuba. La canción había sido ese himno que me daba coraje y esperanzas, y con esa misma sensación todavía la atesoro.


Esa tarde del 2006 en que conocí el barco de mi himno de los malos tiempos, el autor e intérprete de la canción, Billy Joel, todavía vivía en esa otra orilla que observan en la foto anterior, a la derecha.


Hasta aquí es lo más que he podido acercar la imagen, aunque según me explicaron mis anfitriones, la casa principal de la propiedad no está expuesta. Más o menos un año después, Billy Joel la vendió y regresó a vivir a la ciudad.

Foto tomada de Internet.

El “Alexa”, una embarcación de 36 pies que navega a una velocidad de 25 nudos, lleva el nombre de la hija de Billy Joel con su segunda esposa, la ex-supermodelo Christie Brinkley (“Uptown Girl”, ¿recuerdan?) llamada Alexa Ray Joel, quien estudió piano clásico como su padre, y hoy día es una cantante popular.

Fotos: Eufrates del Valle.

Thursday, November 27, 2008

HAPPY THANKSGIVING!


De las tradiciones estadounidenses, el Día de Acción de Gracias es una de mis preferidas. En una sociedad donde todos andamos de prisa, el último jueves de cada noviembre es día de compartir con los seres queridos. Y dar gracias -cada uno a su manera y costumbre- por lo que se ha podido lograr.

Sin embargo, el reportero avícola de El Imparcial Digital captó (a través de internet) algunas escenas que revelan las distintas reacciones que esta fecha provoca en los protagonistas de la misma: los pavos.







Wednesday, November 26, 2008

ARQ. CHEO MALANGA: MONUMENTO AL MAINE


“MONUMENTO A LAS VICTIMAS DEL MAINE”

Por: Arquitecto Cheo Malanga

El monumento a las víctimas del Maine se erigió en honor a los marines norteamericanos que murieron en la explosión del acorazado estadounidense “US Maine”.


El acorazado "US Maine" fue un buque de acero de segunda clase construido en 1874, con seis mil seiscientas ochenta y dos toneladas de peso, una longitud de 94 metros de eslora, 17 metros de manga, una tripulación de aproximadamente trecientos cincuenta hombres y estaba comandado por el capitán de navío S. B. Sigsbee.


El buque arribó a la bahia de la Habana por solicitud del cónsul americano Fitzburgh Lee en visita amistosa. Tres semanas después de su llegada, el 15 de febrero de 1898, en horas de la noche se produjo su estallido, terminando con la vida de 254 marineros y dos oficiales de su tripulación.


Años más tarde surgió la idea de construir un monumento en honor a los marineros que perdieron la vida en ese suceso. El diseño del monumento fue sometido a un concurso, cuyo proyecto ganador fue el presentado por el ingeniero Félix Cabarrocas. La ejecución del memorial también estuvo a cargo de Félix Cabarrocas. La construcción comenzó en el año 1918, fue demorada por diversas razones, culminándose en el año 1924. Fue inaugurado el 8 de marzo de 1925 por el Presidente Alfredo Zayas.


El monumento está ubicado muy cerca de las calles Línea y Malecón, y consiste en una plaza con una larga base escalonada, rematada por dos cañones y cadenas que pertenecieron al acorazado. Originalmente dos esbeltas columnas corintias, apoyadas sobre un escalonado pedestal de granito, sostenían un águila con sus alas extendidas, simulando iniciar el vuelo hacia el norte en busca de su hogar. Las columnas simbolizan las dos naciones y soportaban un dintel con la inscripción de la palabra “Libertad”. La posición original de las alas del águila provocó que un ciclón dañara el monumento, sustituyéndose posteriormente por una figura similar, pero con las alas dispuestas de forma horizontal, para de esta forma hacer menor resistencia a los fuertes vientos del litoral habanero.


El monumento original contaba además con tres bustos de políticos norteamericanos: William McKingley, quien declaró la guerra a España; Leonardo Wood, primer interventor en la Isla; y el presidente Teodoro Roosevelt. También se pueden observar dos hermosos bajorrelieves, uno representando al Maine frente al Morro de La Habana y otro durante su hundimiento después de la explosión. En los lados norte y sur del monumento se ubican dos estanques con varios surtidores de agua.


El 18 de enero de 1961 fueron retiradas el águila y las estatuas de los políticos estadounidenses, quedando el monumento en su estado actual. Aun se conserva en el monumento una placa de bronce firmada por el entonces comandante de la Marina norteamericana, con los nombres de los soldados y oficiales que se hundieron con el acorazado. El cuerpo de bronce del águila y las alas rotas descansan hoy en la Sala de la República del Museo de la Revolución, y la cabeza preside el bar de la Sección de Intereses de EU en La Habana.


Hoy, a 110 años de aquella explosión, no se sabe con certeza su causa real. La versión norteamericana la atribuyó a una mina o un torpedo y la versión española a una combustión espontánea en uno de los pañoles de carbón de proa del buque, lo que provocó la explosión de los depósitos de municiones. Sea cual fuere la causa, lo cierto es que la voladura del Maine marcó la entrada de Washington en la guerra, consolidó a los EU como la principal potencia mundial, desvaneció los sueños de independencia de los cubanos y dejó a los habaneros un bello monumento.

Tuesday, November 25, 2008

¿ALGUIEN HABLO DE FANATISMO?

Foto: Eufrates del Valle

Monday, November 24, 2008

GRAND CENTRAL TERMINAL


Si hay un landmark que no puede ser ignorado en la Ciudad de New York, ese es Grand Central Terminal, también conocido por muchos como Grand Central Station, o simplemente Grand Central. Tampoco se puede hablar del desarrollo y crecimiento urbanístico de esta urbe capitalina, sin comprender el papel que jugaron los primeros sistemas de ferrocarriles de larga distancia que operaron en la Isla.



La historia de Grand Central comenzó cuando en 1864, el magnate “Comodore” Cornelius Vanderbilt compró una de las líneas ferroviarias de Manhattan, la llamada Hudson River Rail Road, y acto seguido, adquirió la del New York Central Rail Road, consolidando de esta manera su monopolio en el sector ferroviario. A partir de ahí, Vanderbilt creó ramificaciones a las líneas centrales y cerró con broche de oro su portafolio, cuando compró en 1869 los terrenos comprendidos entre las calles 42 y 48, desde las avenidas Lexington hasta Madison.

En 1871 comenzó a operar lo que hoy día llamaríamos la primera Grand Central Station, colindando con fábricas, cervecerías, almacenes y mataderos de ganado de esta zona, merodeada constantemente por pandillas criminales.


Posteriormente la estación tuvo un renacimiento, cuando se construyó una estructura de cristal y acero con una concha para las plataformas y patios de ferrocarril, y una fachada clásica con adornos monumentales, que constituyó uno de los grandes logros de ingeniería del siglo XIX. Esta sería la segunda etapa de Grand Central, hasta que comenzaron a surgir nuevos planes de modernización, debido a la presión ciudadana que luchaba por la sustitución de las locomotoras a vapor por las eléctricas, debido a la contaminación y polución del ambiente que provocaban las primeras.


En 1903 se convocó a un concurso arquitectónico para la construcción de una gran terminal central moderna, totalmente electrificada, que se adaptara a los nuevos tiempos que imponía la llegada del siglo XX. Finalmente, la firma ganadora, Reed and Stern, tuvo que unir fuerzas con una propuesta presentada por la firma Warren and Wetmore, tomada en consideración dado estrechos lazos políticos-familiares, y así comenzó la construcción de lo que en la actualidad conocemos como Grand Central Terminal. Durante los diez años que duró completar el ambicioso y caro plan, la estación nunca dejó de prestar sus servicios.

El domingo 2 de febrero de 1913, a las 12:01am, se inauguró por todo lo alto Grand Central Terminal, uno de los íconos más importantes de New York City.


A partir de ese momento, y en los próximos 15 años, la ciudad cambiaría su fisionamía; tomando como epicentro la gran terminal central, los urbanizadores comenzaron a eregir impresionantes rascacielos alrededor de la misma, empezando con el Biltmore Hotel y el Yale Club, el edificio Chanin de 56 pisos, el Lincoln de 54, o el Chrysler de 77, entre otras construcciones importantes a lo largo de Park Avenue y calles perpendiculares desde la 42 hasta la 49 calle.


Increíblemente, en 1954 se entretuvo la idea de demolerla, tal como se hizo con la original Penn Station del West Side de la ciudad. Afortunadamente, una negociación con el urbanizador Erwin S. Wolfson le permitió a este demoler sólo un edificio de oficinas de 6 pisos en la parte trasera de la terminal, que fue reemplazado por el Pan American Building, que selló Park Avenue por el lado norte del complejo. En la actualidad, el edificio se llama Metlife, aunque todavía nos cueste a muchos llamarle por este nombre.


Grand Central Terminal está protegida desde 1967 por la Comisión de Preservación de Lugares Históricos de la Ciudad, la cual la nombró como un landmark. Desde 1976 se le considera una Lugar Histórico Nacional, evitando así que alguien vuelva siquiera a sugerir su demolición.


Cuando visité por primera vez New York en febrero de 1989, Grand Central Terminal estaba totalmente abandonada. Aquellas majestuosas paredes albergaban a cientos de homeless cobijados en cajas de cartón, familias recostadas a los mármoles sucios y partidos, o durmiendo sobre sus pisos empercudidos y manchados; en su salón principal circulaban drogadictos en harapos y los transeúntes que obligatoriamente tenían que usar el establecimiento como punto de partida y llegada a la ciudad pasaban rápido, con la mirada hacia adelante, como trago amargo que la cotidianidad les había impuesto.


Afortunadamente para New York City, vino la Era Guiliani y su incansable trabajo por rescatar la ciudad. En 1996 se comenzó la revitalizacion de la terminal, empezando con la limpieza del techo de su Main Concourse. Su fresco original resurgió entre la suciedad acumulada por el humo de los cigarrillos y la falta de higiene, se limpiaron y restauraron sus mármoles dañados, se abrieron espacios para tiendas y decenas de restaurantes, y en octubre de 1998 Grand Central Terminal volvió a lucir aquel esplendor de 1913.




Su reloj de cuatro caras de ópalo brilla encima de la pagoda de bronce y mármol que funge como caseta principal de información; el mismo está valorado por las casas de subasta Sotheby’s y Christie’s entre 10 y 20 millones de dólares. En la actualidad, la terminal cuenta con decenas de restaurantes, incluidos de alta cocina como Cipriani Dolci, Masa Sushi, Oyster Bar & Restaurant o Michael Jordan’s The Steak House N.Y.C., entre otros. El Vanderbilt Hall, que sirve de espacio para exhibiciones, la semana pasada ya presentaba su feria de fin de año, con 72 stands de artistas y artesanos, y un novedoso árbol navideño adornado con... televisores.





Fotos: Eufrates del Valle