Escenario: parque del pueblo de Santa Clara, Cuba. Policías golpean a un ciudadano. Atravesando el parque, un hombre camina junto a su hijo.
Hijo: “Papá, los policías están dándole golpes a un hombre…”
Padre: “Es un disidente…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un disidente…?”
Padre: “Mijito, un disidente es un contrarrevolucionario…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un contrarrevolucionario…?”
Padre: “Un contrarrevolucionario es un vende patria…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un vende patria…?
Padre: “Un gusano, mijito, un gusano…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un gusano…?”
Padre: “Un gusano es un mercenario mijito…”
Hijo: “Papá, ¿y qué es un mercenario…?”
Padre: “Ya te dije mijito, un disidente…”
Hijo: “Papá, los policías están dándole golpes a un hombre…”
Padre: “Es un disidente…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un disidente…?”
Padre: “Mijito, un disidente es un contrarrevolucionario…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un contrarrevolucionario…?”
Padre: “Un contrarrevolucionario es un vende patria…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un vende patria…?
Padre: “Un gusano, mijito, un gusano…”
Hijo: “Papá, ¿qué es un gusano…?”
Padre: “Un gusano es un mercenario mijito…”
Hijo: “Papá, ¿y qué es un mercenario…?”
Padre: “Ya te dije mijito, un disidente…”
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