Monday, August 27, 2007

DESI ARNAZ: FAMOSO EN ESTADOS UNIDOS; DESCONOCIDO EN CUBA


La autobriografia de Desi Arnaz es uno de mis libros preferidos. Sus paginas me ensenaron a como empezar de cero sin perder la sonrisa. Y por ellas conoci la vida de un cubano ingenioso, emprendedor, innovador, que Fidel Castro borro de nuestra historia. Desi Arnaz es el artista cubano mas conocido en los Estados Unidos. Fue el hombre que puso a bailar rumba a los estadounidenses. Y revoluciono la television al usar por primera vez varias camaras en un programa en vivo. De limpiar jaulas de pajaros al llegar a Miami con una mano alante y otra atras (conocen la historia, no?) llego a ser el rey de Hollywood. Les presento a Desi Arnaz a traves de este articulo que escribi hace varios anos para El Imparcial. Disfruten a Desi.


Dicen que un cubano en apuros está destinado a volverse un cubano ingenioso, para bien o para mal. Y Desi Arnaz es un caso gráfico al que todos los hispanos hablantes que hemos llegado a los Estados Unidos para volver realidad sueños, le debemos algo en ese largo camino que es imponerse en una cultura diferente sin perder la escencia.
La adversidad lo convirtió en un joven emprendedor; la aventura lo hizo temerario; la sensualidad lo transformó en un Casanova; y la pasión lo llevó a ser uno de los nombres más respetados en el mundo de la televisión estadounidense.
Nacido Desiderio Alberto Arnaz y de Acha, el hombre que hizo reír al mundo de la última mitad del siglo XX, tuvo una infancia idílica que quizás influyó en el desarrollo de esa gracia natural, aguda y espontánea con que cautivó a los televidentes, a los hombres de negocios y a las mujeres. Desi nació el 2 de marzo de 1917, en el seno de una familia criolla cubana descendiente de españoles, como lo fue su tatarabuelo paterno Don Manuel I, un súbdito favorito de la Reina de España que en 1869 le concedió tierras en el sur de California. Por ejemplo, el famoso Ventura Boulevard del Valle de San Fernando lleva el nombre de su tatarabuela Ventura gracias a este hecho. En California quedan otras reminiscencias de sus antecesores, como el Arnaz Drive de Beverly Hills, y el propio Condado de Ventura.
Por esta misma rama estuvo su abuelo Desiderio, quien fue el médico de las tropas de Roosevelt en la loma de San Juan durante la guerra Hispano-Americana en Cuba, y su padre, Desiderio II, quien quedó en la historia como el alcalde más joven que tuvo la ciudad de Santiago de Cuba, quien posteriormente ocuparía el puesto de congresista en el gobierno de Gerardo Machado.
De su sangre materna le viene el ímpetu empresarial; su abuelo Alberto de Acha ayudó a su amigo Emilio –quien había inventado un ron exquisito y liviano- a venderlo en Santiago y los pueblos aledaños con sus dos mulas, convirtiéndose así en uno de los fundadores del más que conocido Ron Bacardí.
A pesar de que Desi fue hijo único, creció rodeado de primos con quienes compartió la imaginación y los juegos, tíos y abuelos que se esmeraron en consentirlo, y sirvientes que más que empleados eran considerados parte de la familia, en medio de una disciplina católica y conservadora, y el relajamiento y la sabrosura criolla de la época. Su infancia y adolescencia las pasó entre la casona colonial santiaguera y la casa de playa en un islote en medio de la bahía de Santiago, conocido por Cayo Smith.
Pero el 12 de agosto de 1933 fue el último día en que los Arnaz y los de Acha disfrutarían de este ambiente familiar casi paradisíaco. La caída del poder del general Gerardo Machado convulsionó la isla de Cuba y a ellos les tocó directamente: el padre de Desi se acababa de instalar en la capital (y culminaba ya los preparativos para trasladar a los suyos hacia la Habana) como congresista ante este gobierno.
En Santiago, minutos después de que Desi y su madre salieran clandestinamente del hogar, las turbas anti-machadistas que estaban tomando las calles y destruyendo los íconos de la dictadura, entraron y saquearon la casa colonial. Desi no volvió a mirar hacia atrás, viajó a la Habana y meses después curzó el Estrecha de la Florida en barco y llegó a Key West con su inglés precario aprendido en las aulas de la escuela. Su padre, después de sufrir seis meses de prisión, sin juicio ni causa, y haber marchado al exilio, allí lo esperaba.



Así fue como la adversidad lo convirtió en un joven emprendedor. Ambos Desiderio no tuvieron otra alternativa que la de unir fuerzas para conseguir el dinero de la sobrevivencia y para mandar a buscar a la madre de Desi que había quedado en la isla. Y a partir de ahí comenzó la aventura.
A Desiderio padre le llegó su primer cargamento de baldosas traídas de México hecho trizas y se le pudrieron las bananas de su segundo negocio de importanción. Pero la ingeniosidad no lo abandonó: el ex-alcalde de Santiago de Cuba y Desi convencieron a un constructor de apartamentos modestos de Miami Beach de que la última moda en decoración interior eran las chimeneas adornadas con baldosas asimétricas, dándole utilidad a aquel primer fiasco.
A los 19 años Desi tuvo que volver a la escuela, pues aun no había terminado sus estudios secundarios; en su autobiografía titulada “A Book”, él recordó esos días como una etapa feliz en que ganaba dinero extra alimentando canarios y limpiando sus jaulas, estudiaba, paseaba con el grupo de sus nuevos amigos y enamoraba a las muchachas con su guitarra a la orilla del mar.



La carrera artística de Desi Arnaz comenzó en el Rodney Plaza de Miami Beach, tocando la guitarra y haciendo el trabajo vocal con un septeto incompleto de cinco músicos llamado Siboney, después de convencer a su padre de que esta también podría ser una profesión decorosa. Allí lo descubrió y lo contrató por veinticinco dólares a la semana Xavier Cugat, para que se uniera a su orquesta en una gira de presentación en el Starlight Roof del Waldorf Astoria de New York.
Junto a Cugat Desi Arnaz comenzó a descubrir el mundo. Además de la presentaciones en Manhattan, participó en giras por Cleveland, Boston, Detroit y Saratoga. Su nombre empezó a conocerse entre los Vanderbilts, los Whitneys y los Du Ponts y fue Bing Crosby quien persuadió a Xaviert Cugat para que le aumentará el salario. Medio año después, Desi Arnaz había adquirido los conocimientos que necesitaba para dirigir su orquesta y se dio a la tarea de probar suerte como empresario: le ofreció a Cugat los mismos veinticinco dólares que había ganado en sus inicios con él, si este le dejaba usar su nombre en la agrupación que formaría por cuenta propia.
Amparado tras la publicidad de “Desi Arnaz y su orquesta de Xavier Cugat, directo desde el Waldorf Astoria de la Ciudad de New York”, el cubano puso a bailar rumba al público de los centros nocturnos más exclusivos de Miami Beach con una banda improvisada de dos judíos, dos italianos y un español, a quienes tuvo que enseñarles cómo tocar una conga. Poco tiempo después, a base de claves y tambores, Desi Arnaz había hecho mover las caderas y los hombros a toda la costa este de los Estados Unidos.
Luego le ofrecieron contratos más tentadores y regresó a New York. Fue aquí cuando, aceptado por la bohemia del West Side y por el dinero viejo y descansado del East Side, nació una leyenda que iba creciendo desde los escenarios en Atlantic City hasta los neoyorquinos como el Roxy y La Conga; tal era su éxito, que un agente teatral le ofreció un papel en el musical “Too Many Girls”. Temerario por naturaleza y por necesidad, Desi aceptó el reto.
La temporada en Broadway finalizó con muy buen crítica. Un Desi Arnaz solvente económicamente, mimado por el público y las mujeres, inesperadamente se encontró frente a otra encrucijada: el estudio RKO de Hollywood le ofrecía un contrato para llevar al cine el musical “Too Many Girls”.



Al otro día de llegar a Hollywood conoció a la mujer con la cual compartió su vida sentimental y profesional por dos décadas, pero de cuyo nombre nunca el público le ha permitido divorciarse: Lucille Ball.
La vio por primera vez con un disfraz barato, el cabello alborotado cayéndole sobre la cara y un ojo amoratado. En su autobiografía la describió “como si fuese una prostituta de dos dólares que había sido golpeada por su proxeneta”. Lucille Ball filmaba la película “Dance, Girl, Dance” con Maureen O’Hara y por eso vestía como una reina burlesca como requería su personaje.
Esa tarde la volvió a ver y esa noche la pasaron juntos bailando en un restaurante mexicano de Sunset llamado El Zarape. Esta pudo haber sido toda su historia con ella, si no la hubiese visto de nuevo dos días después en Malibú. Fue Desi quien la inmortalizó como Lucy, diminutivo que usó para llamarla desde los inicios de su romance como una manera única, privada y cariñosa.
La boda de Lucille Ball y Desi Arnaz fue sencilla e improvisada en 24 horas. Contrajeron matrimonio por lo civil al mediodía del 30 de noviembre de 1940 en Greenwich, Connecticut y después del brindis la pareja viajó hacia la Ciudad de New York, donde Desi tenía que trabajar en el night club Roxy.
Esa noche el público aguardaba impaciente. No se había presentado al primer show. Llegó al Roxy doce minutos antes de que empezara el segundo, subió a su camerino, detrás de la puerta le hizo el amor a la mujer con la cual se acababa de casar y cuando salió al escenario y le presentó a su esposa a la multitud desesperada por bailar una conga sabrosa, el cubano recibió la ovación más grande de su vida.



Cuando a Lucille Ball la cadena CBS le propuso llevar el programa radial que hacía en esa época a una serie de televisión, ella puso una condición: aceptaba si su contrapartida masculina la interpretaba su esposo. A partir de entonces, la pareja comenzó a construir un imperio económico y una leyenda artística.
Y Desi se convirtió en un innovador para lograr sacar al aire el programa “I Love Lucy” a su manera....
Entre sus ideas peregrinas estaban el hacer el show desde la costa este, pues Lucy había quedado embarazada, frente a una audiencia de 300 personas, filmado en película de 35 mm como se hacía en cine y utilizando varias cámaras a la vez. Le costó trabajo obtener una luz verede por parte de los patrocinadores, encontrar a la persona que lo ayudara a resolver las complejidades técnicas para la época e imponer su voluntad. Venció cada uno de los obstáculos y gracias a su ingeniosidad de filmarlo en el formato de 35 mm, hoy día podemos disfrutar de “I Love Lucy” con la misma nitidez de hace 50 años.
El 15 de octubre de 1951 fue el debut del programa. Y a partir de aquí, el público anglo-sajón aprendería a convivir con el acento de un inmigrante hispano-hablante. No habían pasado cuatro meses cuando el American Research Bureau publicó un reporte describiendo un hecho sin prescedente: “Por primera vez en la historia de la televisión, un espacio de TV programado regularmente, ha sido visto en 10 millones de casas estadounidenses”.
Cuando Lucy quedó embarazada por segunda vez –la niña de ambos, Lucie Desiree, había nacido ya cuando aun preparaban el lanzamiento del programa- Desi volvió a cambiar otro de los patrones hasta ese momento de la televisión, cuando convenció a los patrocinadores y ejecutivos de la cadena de que la Lucy Ricardo de la serie también debía quedar embarazada. Nunca antes un personaje de TV se había presentado en la pantalla en estado de gestación.
Siendo un postor de la vida como era, el cubano se arriesgó de nuevo: filmaron el parto como el del nacimiento de un varón; fue realizado tres meses antes del parto real de la actriz. Lucille Ball dio a luz un bebé –como su Lucy de la televisión- también varón, el 19 de enero de 1953. Y, coincidentemente, doce horas antes de que su personaje lo hiciera ante todo el país. Este episodio tuvo 2 millones más de televidentes que el espacio de la noche siguiente en que se transmitió la toma de la presidencia estadounidense por el general Eisenhower.
Desi Arnaz fundó y dirigió dos compañías de producción: Desilu y Zanra, donde produjo decenas de shows importantes, de los cuales algunos todavía se exhiben. Tuvo el control de Motion Picture Center, compró los Estudios RKO y Lucy y él llegaron a ser más poderosos que MGM, Twentieth Century Fox y el resto de las grandes compañías de Hollywood.
“I Love Lucy” terminó casi al uniso de la relación amorosa de esta pareja. Lucy y Ricky Ricardo aparecieron juntos por última vez frente a las cámaras en 1960. Cuando los dos personajes se besaron por última vez, ambos actores sabían que aquel beso “...envolvía veinte años de amor y amistad, triunfos y fracasos, éxtasis y sexo, celos y peleas, risas y lágrimas”, como Desi lo dejó plasmado en su autobriografía.
Fue un divorcio fácil, sin litigios por ninguna de las dos partes. Dos años después, Desi le vendió a Lucy la mayor parte de sus derechos en las compañías y ella se volvió la primera mujer en ser la propietaria de un estudio importante.
En 1963 Desi se casó con Edith Mack Hirsch, con quien vivió hasta 1985 cuando ella falleció de cáncer. Desi Arnaz murió al final del año siguiente, el 2 de diciembre de 1986, en brazos de su hija Lucie, retirado, después de haber creado una compañía, escrito su autobriografía “A Book” (un verdadero best-seller en 1974), dedicado a la crianza de caballos, y batallado contra su adicción del alcoholismo. Y murió creyendo que Lucy era la estrella y que él siempre había quedado bajo su sombra...

3 comments:

Anonymous said...

Thank you Sir, it is a wonderful story! We Cuban have to be proud of this guy. We hope soon Cubans can met him.

Anonymous said...

Very, very interesting, you Cubans are really something! Because I gather you are Cuban yourself, are you?
In any event, thank you, Mr. Del Valle, please keep up the good work

Mr. Burns

PS: I certainly can read my Spanish!

Anonymous said...

Si nunca has visto el documental que hizo Lucie en homenaje a sus padres, no te lo pierdas. Es una maravilla, lleno de home movies de Lucy y Desi, sus familias y amigos, algo muy íntimo, muy personal. Todos los que hablaron de él lo hacían con un cariño enorme; parece que era un tipo fantástico... Lástima lo del alcohol, que le duró casi hasta el final. Allí hay una anécdota que contó una amiga de Lucy--dice que, ya muy viejos ambos, estaba ella en una fiesta y de pronto llegó Desi, y pasó y saludó a Lucy. Al irse Desi de junto a ellas, Lucy se viró hacia a la amiga y le dijo, casi con lágrimas en los ojos, "There goes the love of my life".