Saturday, February 13, 2010

EL HIMNO DEL AMOR EN TIEMPOS DE GUERRA, CUENTA PLUTARCO


Querido Éufrates:

Desde que tengo uso de razón soy un romántico. Mi madre decía que ella leía muchas novelas de amor y libros de poesía cuando yo estaba en su vientre y que al darme de lactar, de cuando en cuando cantaba una canción de esas que hacen tilín. Tal vez por eso entiendo a todos aquellos que se enamoran con una canción.

Esto me ha hecho recordar un tema que pegó fuerte en medio de la Segunda Guerra Mundial y fuese compartida por amigos y enemigos, trascendiendo fronteras, volando de corazón en corazón sin importar el color del uniforme o la ideología del receptor. Te hablo de “Lili Marleen”.

Esta famosa canción alemana está basada en un poema que escribió a su novia un soldado llamado Hans Leip en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, donde narra cómo se despedían a la entrada del cuartel a la luz de un farol. La poesía se llamó “Canción de un joven soldado de guardia” y fue musicalizada en el año 1937 por el compositor Norbert Schultze, titulándola “La chica bajo el farol”; sin embargo, una vez popularizada la canción la llamaron “Lili Marleen”. El texto del poema, el original del soldado Hans Leip, lo encontré traducido al español, aunque entre tantas versiones musicales y traducciones de un idioma a otro, no se reconozca mucho cuando se le escucha cantado.

“Frente al cuartel / cuando el día acaba, / el viejo farol /se enciende de repente y alumbra. / Es en aquel rincón donde al / atardecer / nos esperábamos, llenos de /esperanza. Nosotros dos, Lili Marleen. / Y en la noche sombría / nuestros cuerpos abrazados / formaban una única sombra / mientras te besaba, / e intercambiábamos ingenuamente /mejilla con mejilla, muchas / promesas. / Nosotros dos, Lili Marleen. / El tiempo pasa rápidamente/ cuando estamos juntos. / Desgraciadamente nos separamos. / Ahora suena el toque de queda… / ¿Recuerdas nuestros lamentos / en el instante en que debíamos / separarnos? / Dime, Lili Marleen / El viejo farol / siempre se enciende / delante del cuartel / cuando el día acaba. / Pero todo me parece extraño / ¿Tanto habré cambiado? / Dímelo Lili Marleen / Esta tierna historia / de cuando nuestros maravillosos / veintes años / suena en mi memoria / a pesar de los días, de los años. / Me parece oír tus pasos, / y te estrecho entre mis brazos, / Lili… Lili Marleen”

La canción no tuvo una buena aceptación hasta 1941, cuando desde Belgrado se puso a través de la radio y los soldados alemanes la pedían una y otra vez, repetidamente. Las tropas norteamericanas hicieron lo mismo en los territorios liberados y “Lili Marleen” se convirtió en la canción de la guerra, al punto que el mando alemán creía que iba a influir negativamente en su tropa.


A partir de ahí la actriz y cantante Marlene Dietrich la colocó en lo más alto de la gloria, cantándosela a los soldados americanos en los últimos años de la guerra. En 1980, el director de cine Rainer Fassbinder hizo una versión cinematográfica con su musa, la hermosa Hanna Schygulla.

Yo, mi querido Éufrates, siento un especial apego a la versión de la Dietrich. Me llega profundo porque también he tenido que despedirme de amores truncados a la luz de los faroles y no me repongo de esos “maravillosos 20 años”.

Un abrazo, tu amigo Plutarco


5 comments:

Taoro said...

Bella cancion para una despedida. Desgraciadamente existen despedidas de las que uno no se recupera nunca.
Gracias por su bello post musical.

Eufrates del Valle said...

Estimado Plutarco, muy interesante la historia de esta cancion, que ha sido cantada por "amigos y enemigos" en la Segunda Guerra Mundial. La historia siempre nos reserva sus sorpresas...

Anonymous said...

Así es el amor y así es la vida...

Gracias por compartir tan bella historia.

Ricardo Peña-Villa

Omar Martinez B. said...

Hermosa! Hasta en los tiempos mas terribles, la guerra es uno de ellos, hay siempre tiempo para el amor, una lagrima, y la fria despedida.
Gracias mil Plutarco.

Anonymous said...

gracias por su traduccion de esa hermosa cancion de amor, que nos demuestra que por encima de la politica, las heridas de guerra y el odio aprendido, al final somos todos humanos, y no tan distintos como al cine de hollywood le gustaria.