LA VUELTA A UNA MANZANA CONGELADA

Puede que hoy vuelva la nieve, como para que Al Gore anote y saque bien las cuentas. Yo seguiré como un pingüino buscando imágenes entre la blancura. La tormenta de nieve de la semana pasada vino cargadita, aunque realmente en la ciudad las he visto peores. Las fotos que acompañan este post las tomé al otro día de la misma; la ciudad ya estaba transitable, los niños habían regresado a sus escuelas, y la gente iba a sus asuntos como es usual.

Imaginé una situación similar en la Habana; a las 24 horas de una tormenta supuse al Buró Político reunido para analizar cómo limpiarían la ciudad, que partes priorizarían por aquello de la imagen, que información se le daría a la prensa, mientras esperaban por la Reflexión del Invisible en Jefe, para redactar el comunicado donde aseguraban que la tormenta había sido un golpe terrorista por parte de los Estados Unidos.

Aquí en New York, ayer ya no existe. Miramos el Weather Channel para ver qué nos trae el futuro inmediato.

El señor que aparece en la imagen anterior, imagino que descansa del paseo diario en su banco preferido. Con sol o con nieve, con la capucha o sin la capucha… Cuando lo observé detrás del visor de la cámara, pensé que el Museo Rodin de París le había regalado El Pensador a la ciudad de New York. La idea duró hasta que lo vi rascarse la nariz.

Otras personas no le son tan fieles a sus bancos; los entiendo.

Lo que si no comprendo es por qué el taxista de la foto siguiente me gritó sin compostura para saber si yo me montaba o no en su taxi. Qué no, le dije, qué no… que lo mío era estar parado ahí, placenteramente tomando mis fotos.

Tras las tormentas de nieve, simples esquinas se vuelven postales…

… y los promenades sin acceso al tráfico, intransitables…

Pero, a veces una foto tomada azarosamente, me pone el pellejo congelado, y no precisamente por la secuela de la tormenta:

Esa foto llevó mi imaginación muy lejos; mentalmente la titulé “Siberia Soviética”… Nada, asociaciones inconscientes que uno hace con tres elementos. Bueno, en este caso, reja, candado y nieve son como el 4 de 2 más 2.

Quería haberme internado por este promenade, pero sólo podía pasar mi bicicleta. Mi bicicleta es Rocinante-mente leal como para pasar sin mí. En eso me llamaron unos niños que jugaban en un parque para anunciarme que, por ser yo un ilustre personaje del barrio, iban a develar una estatua en mi honor…

Fotos: Eufrates del Valle.

Les pedí que la próxima estatua que me dedicaran fuera de bronce. Me gustaría verme allí todavía en el verano.