Friday, July 30, 2010

ÁMBAR DEMUESTRA QUE NO SE HAN ACABADO LAS CHAPERONAS


¿Quién dice que se acabaron las chaperonas?

Por: Ámbar

Para quienes como yo pensaban que las chaperonas eran cosa del pasado les digo que NO. Recientemente encontré en sitio web de empleos una oferta de trabajo como “chaperona” en un hospital de St. Catharines, Ontario, y no pude menos que echarme a reír, aunque a la vez me sorprendí de que hubiese una ocupación de ese tipo en pleno siglo XXI. Y es que en Cuba le llamábamos chaperona a cualquier persona que "sapiara" a una parejita de novios.


Pero, desde luego que está bien empleada la palabra porque, fijándome en las responsabilidades de esta plaza de trabajo, coincidía perfectamente con el significado de la misma. Su principal función es actuar de testigo en exámenes físicos que involucren a médicos y pacientes de diferente sexo.

The Chaperone”. Dibujo de John Duncan Ferguson, 1907.

Desde tiempos antiguos se ha usado la palabra “chaperón o chaperona” para nombrar a la persona que acompañaba a una pareja de novios a fin de evitar que llegaran a cometer un “exceso erótico”. Por ello una chaperona resultaba alguien indeseable. Poner una chaperona a cuidar los enamorados fue una costumbre occidental que duró hasta más de la mitad del siglo XX en muchísimos países, incluida Cuba.


La chaperona era típicamente “la tercera parte” en cualquier salón de parejas jóvenes a fin de que no ocurriera ningún comportamiento inapropiado. Casi siempre una tía vieja o una madre celosa o muy cuidadosa de la “virtud” de su hija.


La palabra deriva figurativamente del francés chaperon, que significa "capucha", una especie de sombrero. A su vez, esto viene derivado del arte de la cetrería, donde a las aves de presa -como los halcones- se les ponía una capucha sobre la cabeza para evitar el deseo de salir volando.


Además, en el mundo de la biología existen las llamadas “proteínas chaperonas” que son un conjunto de proteínas presentes en todas las células, muchas de las cuales son de choque térmico, y que tienen la función de ayudar al plegamiento de otras recién formadas en la síntesis de proteínas.


También en los últimos años la palabra ha cobrado un nuevo significado: para nombrar a aquellas personas que dirigen “tours” en determinadas áreas.

Los dejo ahora y espero que ninguno de ustedes se tenga que ir a “chaperonear” a nadie.



"The Chaperone". Escultura de Philip Jackson.

“El baile del compromiso”. Réplica de Pedro Figari.

ambarlorenz2007@hotmail.com

5 comments:

Arq: Cheo Malanga said...

Muy interesante su artículo Ambar, como siempre.
Un oficio que por suerte no tuvimos que sufrir los de nuestra generación.

Ambar said...

Gracias Cheo, perdona la demora en ver el post pero ando de viaje. Saludos!

Güicho said...

El viejo oficio está bastante justificado en las consultas médicas y, sobre todo, en los seminarios católicos.

Eufrates del Valle said...

De nino tuve que chaperonear a una hermana. El novio de mi hermana resolvio el asunto rapido: de chaperon me convirtio en vigilante.

Simpatico tu post estimada Ambar!

Abel said...

a mi me mandaban a chaperonear a mi hermana menor y al final terminabamos confubulados, ella para su fiesta ,yo para la mia y nos vemos en tal esquina. No un chaperon exactamente, mas bien un soplon que nunca hizo su trabajo.