“Las Murallas de La Habana”
Por Arquitecto Cheo Malanga
Por Arquitecto Cheo Malanga
La Villa de San Cristóbal de La Habana en la época colonial fue punto obligado de reunión para las naves que transportaban las riquezas saqueadas de nuestra América hacia la metrópoli, España.
Los corsarios y piratas, que hacían víctimas de sus desmanes a estas naves cargadas de riquezas, obligaron a la corona española a organizar flotas para defenderse mejor de sus ataques, lo cual llevó a un cambio de estrategia por parte de los filibusteros, que intentaron entonces apoderarse de la ciudad por tierra.
Los corsarios y piratas, que hacían víctimas de sus desmanes a estas naves cargadas de riquezas, obligaron a la corona española a organizar flotas para defenderse mejor de sus ataques, lo cual llevó a un cambio de estrategia por parte de los filibusteros, que intentaron entonces apoderarse de la ciudad por tierra.
El gobierno español, ordenó la fortificación de la Ciudad con obras de ingeniería militar; pero la vulnerabilidad de la villa por tierra determinó el surgimiento a finales del siglo XVI de una idea para amurallarla.
La variante inicial de este proyecto comprendía la construcción de la obra en piedra con el apoyo económico de Madrid, lo cual no se realizó debido a numerosos trámites burocráticos y los consecuentes argumentos de España respecto a la carencia de fondos para los trabajos.
La variante inicial de este proyecto comprendía la construcción de la obra en piedra con el apoyo económico de Madrid, lo cual no se realizó debido a numerosos trámites burocráticos y los consecuentes argumentos de España respecto a la carencia de fondos para los trabajos.
Como segunda propuesta se comenzó la ejecución de la muralla defensiva empleando madera, lo que en la práctica resultó frágil, y fue abandonada rápidamente al valorar que podía ser derribada muy fácil con el auxilio del fuego.
La tercera opción consistía en rodear a la villa con fosos de agua, pero ello quedó sólo en la mente de sus promotores por lo irrealizable y poco práctico, pues la insalubridad sería el primer problema a afrontar.
La tercera opción consistía en rodear a la villa con fosos de agua, pero ello quedó sólo en la mente de sus promotores por lo irrealizable y poco práctico, pues la insalubridad sería el primer problema a afrontar.
Por último se logró la aprobación del proyecto y el presupuesto necesario para los trabajos, con el empleo de la piedra de cantería como material fundamental, bajo el mandato del gobernador Francisco Rodríguez de Ledesma. En el año 1674 se comenzaron los trabajos. Los planes preveían en un inicio su realización en un plazo de tres años; pero en la práctica se extendieron a más de seis décadas, pues la monumental obra fue concluida en el año 1740.
Para esa fecha, la muralla se había convertido en un elemento característico del entorno urbano de la villa. Poseía entonces nueve puertas para el acceso a la ciudad, entre ellas las más conocidas fueron la de la calle Reina, la de La Punta y la llamada de La Muralla.
Para esa fecha, la muralla se había convertido en un elemento característico del entorno urbano de la villa. Poseía entonces nueve puertas para el acceso a la ciudad, entre ellas las más conocidas fueron la de la calle Reina, la de La Punta y la llamada de La Muralla.
El cañonazo de las nueve, así se le llamaba a la hora del cierre de las puertas, porque un disparo de cañón realizado desde el castillo de San Carlos de la Cabaña avisaba de este hecho cotidiano. Este cañonazo se convirtió en una tradición muy habanera aun viva de manera simbólica.
La vida útil de la muralla, construida con tanto esfuerzo y durante tantas décadas, se limitó sólo a 123 años, pues ya en 1863 se comenzó su demolición al ser incapaz de frenar la expansión de las construcciones más allá de sus muros, con lo cual el llamado espacio extramuros se fue urbanizando y poblando a un ritmo vertiginoso. La Habana extramuros se hizo inevitable, porque en las nuevas áreas se localizaron no sólo los suburbios, sino también importantes avenidas, zonas comerciales y regias edificaciones como el palacio de Aldama, el Teatro Tacón, el Paseo del Prado y el campo de Marte. Los barrios de extramuros llegaron a ser tan poblados como la zona interior y la muralla era sólo un estorbo porque tenía limitadas puertas por donde entrar o salir.
Actualmente solo quedan algunos restos de la muralla dispersos en la parte vieja de la ciudad y junto a la señal sonora de las nueve de la noche, recuerdan la existencia de las murallas en torno a la villa para evitar los ataques de corsarios y piratas. La Muralla de la Habana es hoy historia y símbolo de una época.
10 comments:
Muchas gracias por este artículo, distinguido arquitecto Cheo Malanga.
Como siempre, un placer leer al Arq.
Por cierto, cuál era el "Campo de Marte"? dónde estaba (o está con otro nombre quizá)? no lo conozco... :-(
Saludos, para ti también, Eu!
Muy refrescantes esos escritos del Arquitecto Malanga, se agradecen de verdad.
Tuta
El Campo de Marte fue una esplanada creada para ejercicios militares en 1740 y fue perdiendo sus dimensiones desde la fecha hasta el presente por diversas causas, inicialmente se extendia desde La Punta hasta lo que hoy es la calle Reina y desde la Plaza de Vapor ( Galiano ) hasta el inicio de la calle Obispo, luego se ha reducido hasta conformar la esplanada que se forma frente al Capitolio desde el Prado hasta el Parque de la Fraternidad.
Si desean ampliar la informacion pueden consultar el libro:
LA HABANA / APUNTES HISTORICOS
TOMO III / Pag 81 al 83.
Autor: Emilio Roig de Leuchsenring
Gracias, Pong, muy interesante. Yo me entero por el articulo del Arq. Malanga que los cubanos teniamos tambien nuestro Campo de Martes y ni tenia idea donde estaba.... Thanks a lot!
En los terrenos contiguos al Campo de Marte fue donde se construy� tambi�n, la primera Estaci�n de Ferrocarril de Cuba (Estaci�n de Villanueva 1839), que enlazaba a la Habana con Bejucal y con el poblado de G�ines.
saludos, tony.
Muchas gracias a todos por pasar por El Imparcial y dejar sus valiosos comentarios.
Isis:
Muchas gracias por sus siempre dulces y armoniosos comentarios.
Aguaya:
Muchas gracias por su siempre esperada visita. Espero que el colega Pong le haya respondido, con su magistral explicación, su logica interrogante sobre el Campo de Marte.
Tuta:
Gracias por sus estimulantes y elegantes comentarios.
Pong:
Muchas gracias por su visita y la detallada descripción del Campo de Marte para la amiga Aguaya. Espero poder contar con sus visitas y comentarios frecuentemente.
Eufrates:
La Habana tambien tuvo su Campo de Marte para maniobras militares, solo que mucho antes que Paris.....alguna duda del progreso que gozó Cuba?.
Asere:
Gracias por tu valioso dato. Tienes razon, luego durante el gobierno de Jose Miguel Gomez la estación de Villanueva fué sustituida por la estación Central, cediendo sus terrenos al actual Capitolio. Imagino que el dinero de sobornos.... estuviera a la luz del dia.
Un gran abrazo a todos.
Cuando yo lo digo, la gente del Imparcial es lo mas decente de la blogosfera- que feo suena eso, ji,ji. Y una aprende muchisimo tambien...
Es un placer pasar siempre por aca, muchas gracias Arquitecto- y al estimado Eufrates, claro
Tuta
Excelente. Yo nací en la calle Muralla, por donde pasaba una de ellas, y este artículo de nuestro apreciado Cheo Malanga es un acierto. Ya puede ir pensando en un libro, con los artículos anteriores. Niobe.
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