Monday, March 22, 2010

“LA PRIMERA AFRO-AMERICANA MILLONARIA” por Ámbar

Foto: © Brian Warling.

"Sarah Breedlove, la primera afroamericana millonaria"

Por Ámbar

No sé qué sentirán los lectores, pero cada vez que entro a un mall me siento abrumada con tantas mercancías, y no puedo dejar de pensar en mi pueblo cubano y sus carencias. Para la mayoría, la batalla por la subsistencia diaria en la dolida isla no termina nunca. Algo tan simple como un pomo de champú o de acondicionador de cabello ha sido, y puede ser en la Cuba de hoy, un objeto de lujo para muchas mujeres.

Hace poco leí American Black Inventors, interesante libro donde conocí a la inventora del desriz, Sarah Breedlove, la primera mujer de raza negra norteamericana que logró ser millonaria.


Sarah Breedlove nació el 23 de diciembre de 1867 en Delta, Louisiana. Fue hija de esclavos libertos, pero quedó huérfana desde niña y su vida transcurrió entre las más inenarrables adversidades. Cansada de los maltratos de su cuñado, a los 14 años se casó, pero su esposo murió en un accidente cuando ella tenía 20 años y se quedó sola con su hija A. Lelya de dos años de edad.


Se mudó a St. Louis en busca de una mejor forma de ganarse el sustento. Asistió a escuelas públicas por las noches, mientras trabajaba de día como lavandera para costear la educación de su hija.

Fue en esa época cuando comenzó a perder el cabello debido a la pobre alimentación, enfermedades, estrés, y por los populares tratamientos para estirarse el pelo que practicaban las afro-americanas de la región.


Sarah dirigió su propia batalla contra la pérdida del cabello durante la década de 1890, y comenzó a experimentar con diferentes tratamientos y productos para el cuidado del cabello. En 1905 inventó un método de estiramiento del rebelde pelo de las afro-americanas que consistía de una pomada, cepillado y uso de peines calientes. Animada por su éxito se mudó a Denver, Colorado, donde se casó con Charles J. Walker (agente de ventas de un periódico dirigido a personas de raza negra), de quien tomó el apellido con que vivió hasta el fin de su vida, a pesar de que luego se divorció de él.


En 1906 fundó Madam C.J. Walker Manufacturing Company, pero tras el divorcio se mudó a Indianápolis y allí trasladó su fábrica. Promovió su método y productos viajando por todo el país y haciendo demostraciones. Incluso, viajó a Centro América, el Caribe y Sur América.


En 1917 se compró una mansión de 22 habitaciones, Villa Lewaro, en New York, ya que su compañía para entonces era un negocio multimillonario, el mayor que poseyera en todos los Estados Unidos algún propietario negro.


Sus vendedoras fueron mujeres pobres y negras, que vieron en este empleo una forma decorosa de ganarse la vida. Estas “Agentes de Walker” se hicieron muy conocidas a través de de toda la comunidad negra de Estados Unidos y el Caribe. Ellas a su vez promovieron la filosofía de Walker de “limpias y amorosas” como lema para hacer avanzar en cuanto a status a las afro-americanas. Como innovadora, ella organizó clubes y convenciones para sus representantes, los cuales fueron reconocidos no sólo como exitosos vendedores sino también por sus esfuerzos educacionales entre los afro-americanos, para cuyas escuelas donó miles de dólares.


No obstante, fue criticada por muchos, que la acusaban de querer cambiar con su “método de estiramiento del cabello” el aspecto que Dios había dado a la mujer negra. Sufrió incontables sinsabores en una sociedad donde la mujer estaba confinada a las labores domésticas y carecía casi por completo de derechos civiles. Pero Sarah siguió adelante con su empresa.


Murió el 25 de mayo de 1919 en New York. En el momento de su muerte su negocio estaba valorado en más de un millón de dólares. Su fortuna personal era de entre $600,000 y $700,000. Le dejó la tercera parte de su herencia a su hija, la cual se hizo muy conocida por su apoyo al llamado Renacimiento de Harlem.


Su estrategia de negocio y filosofía inspiró a incontables personas. Pero sobretodo, venció a una sociedad donde ser negro, pobre, mujer y con poca educación era estar condenado a llevar una vida miserable.



10 comments:

Yosi said...

Que interesante este artículo, pensaba que la primera afroamericana rica y famosa era Oprah W. ! LOL! Gracias por compartirlo.

Olga ADmiradora said...

Good Morning! qué personaje más interesante, siempre se aprende algo nuevo y sobre todo esas personas que han sentado pautas en la vida cotidiana me interesan mucho. Buen tema para comenzar un lunes...

Taoro said...

Muy interesante historia.
Que pena que mis negritas de Centro Habana no puedan conocer la historia del célebre y socorrido "peine caliente".
Gracias a Ambar por sus novedosos artículos.

Eufrates del Valle said...

Saludos estimados Yosi, Olga y Taoro.

Tienes razon, Taoro, es una historia que disfrutaran muchos las cubanas que usan este metodo. Ademas, les daria una vision esperanzadora para desarrollar sus talentos. Pero, bueno, algun dia lo leeran, porque ahi quedara dando vueltas en el eter.

Anonymous said...

Supe de ella por "American Black Inventors" tambien. Una mujer de vanguardia, muy buena la historia. Saludos Rolando.

Ambar said...

Gracias a Yosi, Olga, Taoro, a Don Eufrates y al anónimo por sus comentarios. Me gusta compartir con otros cosas interesantes que se aprenden con los libros. Las mujeres afro de ahora con tantos productos efectivos y rápidos que hay para alisarse el pelo no se imaginan cuánto pasaron sus antecesoras!y las cubanas que desconocen lo último que se ha inventado para pasar menos trabajos en esta vida!

Güicho said...

Notable personaje, y gran empresaria de enfoque endocomunitario -casi que la precursora de los fabricantes de crack-.

Abel said...

muy interesante!gracias!

Violette said...

¡Enhorabuena por el post, Ámbar! Si el dicho de "la necesidad es la madre de la invención" necesitara de un ejemplo para ilustrarlo, este sería. Una historia inspiradora no sólo para las mujeres negras sino para todas las las féminas.
Cuídate mucho que se te necesita. Abrazos

Omar Martinez-Be. said...

Muy interesante, Gracias Ambar.!