A esas mujeres valientes que recorren la Quinta Avenida de la Habana todos los domingos vestidas de blanco, en silencio, portando un gladiolo, desafiando a la dictadura mientras le piden al mundo que se solidarice con la liberación de sus esposos, padres, hijos, hermanos, amigos, presos por el solo delito de querer pacíficamente libertad de expresión, elecciones libres y una vida digna para el pueblo cubano. Para estas mujeres, con toda admiración, dedico un gladiolo cada domingo.
Los cubanos somos un pueblo sin país.
No importa donde vivamos. Si dentro de la Isla que nos da una nacionalidad o en el exilio.
Como pueblo no tenemos voz dentro de la geografía que debía ampararnos, mucho menos voto. No tenemos, siquiera, el derecho de entrar a un consulado cubano de cualquier ciudad del mundo.
En los últimos días grupos de cubanos han tratado de entregar un documento a las autoridades de Cuba. En forma pacífica han tocado las puertas de esas oficinas que dicen representar a nuestro pueblo ante la comunidad internacional.
En Barcelona un cubano fue agredido al cerrársele la puerta en su cara. En Madrid, en Montreal, en New York, esas puertas no se abrieron.
Dentro del territorio nacional, otro grupo de cubanos fue detenido al tratar de llegar hasta las oficinas de la Asamblea Nacional.
Definitivamente, somos un pueblo sin país.
No importa donde vivamos. Si dentro de la Isla que nos da una nacionalidad o en el exilio.
Como pueblo no tenemos voz dentro de la geografía que debía ampararnos, mucho menos voto. No tenemos, siquiera, el derecho de entrar a un consulado cubano de cualquier ciudad del mundo.
En los últimos días grupos de cubanos han tratado de entregar un documento a las autoridades de Cuba. En forma pacífica han tocado las puertas de esas oficinas que dicen representar a nuestro pueblo ante la comunidad internacional.
En Barcelona un cubano fue agredido al cerrársele la puerta en su cara. En Madrid, en Montreal, en New York, esas puertas no se abrieron.
Dentro del territorio nacional, otro grupo de cubanos fue detenido al tratar de llegar hasta las oficinas de la Asamblea Nacional.
Definitivamente, somos un pueblo sin país.
En Banes, poblado oriental de la isla de Cuba, una madre no tiene el derecho de visitar la tumba de su hijo asesinado.
Madres como Reina Luisa Tamayo y el resto de las Damas de Blanco hacen la diferencia en las calles de la isla de Cuba, para que un día los cubanos podamos contar con un país que nos acoja y proteja, nos de voz y voto.
Madres como Reina Luisa Tamayo y el resto de las Damas de Blanco hacen la diferencia en las calles de la isla de Cuba, para que un día los cubanos podamos contar con un país que nos acoja y proteja, nos de voz y voto.
Blogs que portan esta ilustración en solidaridad con las Damas de Blanco.
1 comment:
coincido contigo, somos un pueblo sin país... un país robado por unos cuantos... hasta cuándo?!!
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