En estos días he sentido vergüenza de ser cubano. Cada vez que alguien en la calle, o en la oficina, me dice que ahora sí mi país está mejorando, me entra una angustia en el estómago, que cuando llega a las cuerdas vocales y tiene que volverse palabras, lo que sale es un lopintan por la boca. Bueno, no se si conocerán al lopintan. El lopintan es el animal más fiero del mundo. Si no, recuerden cuántas veces han oído decir: “No es tan fiero como lopintan”.
Volviendo al tema. He leído lo más que he podido, y hasta donde mis nervios lo han permitido, sobre este asunto de la llegada a la Isla de los electrónicos y enseres. Reconozco que hay un cambio, porque todo esto es un cambio. Ya las tiendas exhiben unos productos que hasta hace dos semanas no había, y que los cubanos sólo conocían por películas, o porque visitaban la casa de un dirigente, o de una persona muy bien mantenida por un familiar en el extranjero. O la de un bisnero que le mete mano a todo para hacerse una idea de lo que es un hogar avituallado. Ese es el cambio. De ahí no pasa.
En lo que si no puedo estar de acuerdo es cuando se dice en que llegará el momento en que los cubanos se acostumbrarán a esos aparatos, y podrán empezar a pensar en otras cosas más importantes. Hellooooo! Bajo la hoz y el martillo tropical, todos sabemos que el día que eso suceda, es porque el resto del mundo viaja en automóviles voladores. O la posibilidad de que dentro de un mes, todo eso sea decretado como lo más bajo de los pecados del diversionismo ideológico. Por más que le doy vuelta al asunto, regreso a la piedra contra la cual llevamos tropezando 50 años.
Otra válvula de escape, adaptada al siglo XXI.
Pero, lo que más me averguenza de todo, es que el gobierno está usando con el pueblo de Cuba, las mismas tácticas que los españoles utilizaron para negociar con los aborígenes: Baratijas por sumisión. Otrora se hizo por una conquista. Hoy día por mantener el sistema feudal de una familia y su corte de marionetas. Y que luego venga alguien a decirme que ahora sí Cuba está mejorando. Es ahí donde no puedo evitar que la angustia se vuelva un lopintan saliendo disparado por mi boca. O callarme, muerto de vergüenza.
5 comments:
Eu, las consignas no se comen, las ideas no se comen, la propaganda no se comen, los efectos electrodomésticos no se comen, los DVD no se comen, el período especial no se come, las mesas redondas no se comen.
¿Cuándo, cuándo entenderemos esto?
Saludos desde Londres.
lo que sucede con estas medidas es lo que siempre ha hecho fidel castro con los cubanos: mirando por un huequito como le va saliendo su experimento: "quítale dos libras de arroz a ver qué pasa" y todo el mundo sale a buscar su arroz sin que nada pase. afloja por aquí, tensa por allá. al final, ellos los conocen muy bien, desgraciadamente.
Que perro mas decarao ese de la foto :)
Acostado con las patas abiertas cogiendo fresco LOL
Teresa
Estoy de acuerdo en que falta todo y más que medidas, se necesitan CAMBIOS, pero el tiempo se les está acabando a los octogenarios y después de ellos, lo que estA claro es que nadie piensa igual.
En Cuba no hay relevo, mientras los comunistas boquean, el capitalismo en forma de esperanza, es un niño que estrena sus pasitos en la mente de todos los cubanos.
EL raulismo es temporal y solo lo sustenta su deseo de retener el poder. Si hay algo que me gusta de este momento, es que NO HAY RETORNO AL FIDELISMO.
saludos, tony.
Coincido con Los Miquis.
Esas baratijas están destinadas al "gran público", que no es cubano, sino el del mundo: quieren pasar el mensaje de que se están "introduciendo cambios". Es una operación de publicidad.
Saludos,
Isis
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