A esas mujeres valientes que recorren la Quinta Avenida de la Habana todos los domingos vestidas de blanco, en silencio, portando una orquídea, desafiando a la dictadura mientras le piden al mundo que se solidarice con la liberación de sus esposos, padres, hijos, hermanos, amigos, presos por el solo delito de querer pacíficamente libertad de expresión, elecciones libres y una vida digna para el pueblo cubano. Para estas mujeres, con toda admiración, dedico una orquídea cada domingo.
El lector Santiago Martín, de Miami, me envió este poema suyo dedicado a las Damas de Blanco. El autor me cuenta que tiene 52 años de edad; al salir de Cuba vivió primero en México, y desde hace siete años se radicó en Miami. Martín tiene publicado el libro de cuentos “Esperando el velorio” y el de poesía “Amaos los unos a los otros”.
Para las Damas de Blanco
Hermanas queridas,
que nos redimen ante el Mundo
con su paso breve,
enarbolando solamente fusiles de gladiolos,
y orlando la Quinta Avenida
de azucenas y arrojo;
desde aquí les tributo
estos humildes pensamientos,
para esa fragancia de libertad
que dejan cual estela,
al caminar como Cristo
sobre ese otro Mar Rojo,
sin ser arrastradas a lo hondo;
fabricando el milagro poco a poco.
Para las Damas de Blanco
Hermanas queridas,
que nos redimen ante el Mundo
con su paso breve,
enarbolando solamente fusiles de gladiolos,
y orlando la Quinta Avenida
de azucenas y arrojo;
desde aquí les tributo
estos humildes pensamientos,
para esa fragancia de libertad
que dejan cual estela,
al caminar como Cristo
sobre ese otro Mar Rojo,
sin ser arrastradas a lo hondo;
fabricando el milagro poco a poco.
CAMBIO
Excelente artículo: “A mal tiempo, buena cara”, escrito por Martha Beatriz Roque y publicado en El Nuevo Herald.
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Cambio y fuera
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