Sunday, December 20, 2009

LAS DAMAS DE BLANCO: "LA BIBLIOTECA DEL RE OCULTO" por Yolanda Huerga


A esas mujeres valientes que recorren la Quinta Avenida de la Habana todos los domingos vestidas de blanco, en silencio, portando un gladiolo, desafiando a la dictadura mientras le piden al mundo que se solidarice con la liberación de sus esposos, padres, hijos, hermanos, amigos, presos por el solo delito de querer pacíficamente libertad de expresión, elecciones libres y una vida digna para el pueblo cubano. Para estas mujeres, con toda admiración, dedico un gladiolo cada domingo.


"La Biblioteca del Re Oculto"

Por Yolanda Huerga

En los albores de la formación del grupo de las Damas de Blanco no teníamos una línea de acción definida, sólo un objetivo fundamental, lograr que el gobierno cubano liberara a nuestros hombres y que, mientras permanecieran encarcelados, no fueran olvidados.

El presidio en Cuba, además de las espantosas condiciones higiénico sanitarias, los peligros de las provocaciones de los reos comunes incitados por la policía política, los maltratos de los guardias, la escasa atención médica y la alimentación bochornosa implica también especialmente para los que cumplen condena por delitos de opinión, la ausencia de todo tipo de esparcimiento y de alimentación del espíritu.

Un día, una de nosotras se quejó de que su marido le estaba solicitando libros y que a ella no le quedaba más remedio que llevarle los mismos que tenía en la casa que ya él había leído, porque las librerías en moneda nacional estaban totalmente desabastecidas y las “recaudadoras de divisas” eran inalcanzables para nosotras. También lo habíamos intentado en las bibliotecas públicas, pero no prestaban sus fondos por un plazo tan largo como el período entre visitas impuesto por el régimen, el de mayor severidad penitenciaria.

Resultó que todas confrontábamos el mismo dilema: teníamos que arrastrar hasta las lejanas prisiones lectura suficiente para tres meses, esto dicho así, parece sencillo, pero no lo es. Una amiga de Europa del Este, de quien todavía no puedo decir su nombre a derechas porque nuestra relación siempre estuvo marcada por el misterio, me aconsejó y apoyó en la realización de un proyecto del que puedo hablar ahora, porque ya no está activo: la biblioteca del Re oculto.

La Biblioteca del Re Oculto o del Reo Culto tenía varias vertientes: la primordial era lograr mediante la donación de libros la conformación de una pequeña pero sólida biblioteca que nos permitiera llevar información a los presos sin incurrir en gastos que debíamos dedicar a la compra de provisiones para su nutrición y aseo, y proveerlos con obras de autores y temas que no son publicados por medios oficiales en Cuba.

Inicialmente se formó con los libros que teníamos en nuestras casas y luego se fue ampliando con las donaciones que obtuvimos de dentro y fuera de la Isla.

Yo escribía y guardaba los testimonios sobre la reacción de las personas cuando, hablándoles sobre la situación de los prisioneros de conciencia, les solicitábamos que nos donaran libros para llevarles hasta sus celdas.

Las mujeres cuando le entregaban el libro a su esposo pedían a éste que, al terminar de leerlo, hicieran un breve comentario y lo firmaran, para fortalecer la cadena de hermandad entre ellos. Pues el libro que venía de uno iba para el otro. Llegué a tener muchos libros firmados y glosados, incluso por reclusos comunes.

Traíamos a las reuniones los pedidos de información que nos hacían nuestros familiares encerrados. Confeccionamos una base de datos con estas demandas y luego las satisfacíamos según pudiéramos.

Con la ayuda de algunos amigos disfrazamos libros prohibidos en Cuba y pudimos entrar a las cárceles ediciones de Aleksandr Solzhenitsyn, Mario Vargas Llosa, Milan Kundera y escritores cubanos del exilio como Zoé Valdés y Guillermo Cabrera Infante, con cubiertas y portadas de publicaciones hechas por las editoriales oficialistas.

También hicimos varios samizdat con textos de algunos de los presos, copiamos cientos de CD con sus poesías y crónicas y los distribuimos por todo el país. Para esto contamos con ayuda de mucha gente, entre ellos bibliotecarios independientes, algunos sacerdotes católicos y otras muchas personas que colaboraron con nosotras.

Muchas de las Damas de Blanco ni siquiera sabían el andamiaje que había detrás de los libros que llevaban a la cárcel. Las autoridades penales impusieron límites de peso a las jabas y la Seguridad del Estado indagó. El proyecto se diluyó, pero estoy segura que en muchas casas de Cuba todavía se lee o escucha, a escondidas, algunos de los samizdat de la Biblioteca del Reo Culto.


Blogs amigos que portan esta ilustración en solidaridad con las Damas de Blanco.


4 comments:

jecuevas said...

Difícil situación de lectura en Cuba, donde existe un "Índice" como en la época de la Contrarreforma había elaborado la Iglesia Católica.

Eufrates del Valle said...

Estimado jecuevas, no tienes idea de como se atesora un libro prohibido por el gobierno en Cuba! Muy interesante lo que cuenta Yolanda hoy, como las Damas de Blanco lograron introducir en las carceles esos libros, sobre todo los de los autores cubanos en el exilio y los escritos por los mismo prisioneros. Gracias querida Yolanda por este pedacito de historia.

Olga ADmiradora said...

Mis mayores respeto a las Damas de Blanco, junto a ellas cada domingo.
Gracias, Eufrates por hacer llegar sus verdades al mundo!

Aguaya said...

Lindo y valiente proyecto! Gracias, Yolanda, por ponernos al tanto!