Saturday, December 26, 2009

MAHARAJÁ PLUTARCO


Querido Éufrates:

Dicen que después de la Noche Buena y de la fiesta de Navidad la resaca es increíble. Pues no dicen mal. Yo ahora no tengo resaca. Tengo un tsunami. La he pasado bomba, requetebién, pero he comido como si fuera la última vez y no es culpa mía. Shiiiiiiiiii, te cuento un secreto… los españoles celebran la noche buena y la llegada de la Navidad con tanta comida, vinos y cavas, que es una carrera para subir kilos en sólo unas horas. Los botones de mi guayabera Yumurí no resistieron el embate y saltaron uno a uno y casi le hago perder un ojo a una de las invitadas más cercanas a mí.

A mi pobre cabeza llegan sólo destellos de chorizos, morcillitas, jamoncitos, langostinos, gambones, aceitunas, ensaladilla, queso manchego, lomitos, nécoras y los vinos más exquisitos del patio, entre ellos el Albariño, bien gallego y de una textura afrutada que te invita a seguir comiendo.

Por Dios, todo esto es de entrada. Luego, en la cena fuerte, un pavito relleno con ciruelas, unas costillas de cordero lechal, un cochinillo de pocos días bien asadito, papas con mojo de aceite de oliva y ajo ligeramente fritas, ensaladas de vegetales frescos, huevitos rellenos, una lubina al horno con papas asadas, besugo bien doradito y vinos tinto de la Rioja para las carnes y blancos y rosados para los pescados...

¡Guao! No quiero ni acordarme, lo quería probar todo y te confieso que lo hice. De pronto me creía un maharajá de “Las mil y una noches” junto a Laura Esquivel contándome una de sus novelas.

Luego la dueña de la casa invitó a una tradicional sopita de lombarda (col morada) para bajar la grasa, según explicaron con lujos de detalles, abuelas y tatarabuelas presentes. No sé cómo me la tomé.


De pronto me di cuenta que las copas ya no eran las mismas y llegó el Cava (champagne en Francia). Estaba helado, delicioso. Cerré los ojos y dejé que las burbujas pasaran mi garganta sin pensar que había una bodega en mi estómago. Los turrones, mazapanes y otras chucherías aparecieron como colofón. ¡Cava con turrón de Gijona!

Ay, mi madre, hasta me puse filósofo al explicar el turrón de maní que hacía mi abuela y mi historia no terminaba. Una botella de ron cubano y unas Coca Colas, hielo y limón adornaron la mesa y no tardamos mis colegas y yo en hacernos la llamada cubata (Cuba Libre a lo español) y así amanecimos.

Ya han transcurrido dos días de todo lo que te cuento y sigo con reservas en mi estómago para varios días más, como los rumiantes. Éufrates, no te voy a engañar. Eché de menos mis frijoles negros, arroz blanco, el lechoncito asado, una yuquita con mojo, los tostones y una Hatuey. Son cosas de la nostalgia como el calorcito de la tierra.

Mis amigos españoles me pidieron que te deseara felices fiestas, tanto a ti como a todos los lectores de El Imparcial Digital, del cual ya se han vuelto adictos. Te escribo en cuanto empiece el nuevo año. ¡Un feliz 2010 para todos!

Un abrazo, tu amigo Plutarco

Fotos: Plutarco.

3 comments:

Eufrates del Valle said...

Querido Plutarco, parece que nadie quiere leer sobre comida hoy... LOL!

Mmmm... esa bacanal suena estupenda! Pero ahora no puedo degustarla... LOL!

Taoro said...

Plutarco, aunque le echo de menos a sus frijoles negros, el arroz blanco, el lechon, la yuca con mojo y los tostones, si tenia consigo su guayabera Yumurí.

Victor Mozo said...

Caray, que la habéis pasado bomba, como dicen por allá.

Todo lo mejor para este año y el que viene te desean Victor Mozo y familia.

http://regardcubain.unblog.fr