Foto: Isis Wirth.
Tal como una foto recorrió el mundo, un libro comenzó su periplo por Europa -tanto en francés como en español- desmitificando la leyenda fabricada detrás de aquella imagen. El autor de “La cara oculta del Che”, Jacobo Machover, además de su trabajo académico en Francia, ha sido un incansable investigador de la historia cubana de estos últimos 50 años.
Paralelamente, su historia personal no es ajena a ese mito que ha sido la revolución cubana; exiliado desde la niñez, él mismo tuvo que andar y desandar caminos para lograr la comprensión de un fenómeno social que cambió ciento ochenta grados el rumbo de su vida, y la del resto de los cubanos.
Vía email, desde París el escritor Jacobo Machover concedió esta entrevista para El Imparcial Digital.
Foto: Isis Wirth.
Jacobo, salistes de Cuba en 1963. Tenías 9 años de edad. ¿Qué memorias guardas de esa primera infancia en tu país natal y bajo qué circunstancia tu familia dejó la Isla?
Yo recuerdo sobre todo a los muchachos de mi edad en Guanabo, donde yo vivía. Todos (o casi todos) se fueron, en distintas épocas, unos para Miami, otros para California, otros más para España, yo (con mi hermano y mis padres) para Francia. No queda nadie. La gente desaparecía de un día para otro, sin decir nada, sin avisar. Nosotros, igual. Así que tengo la sensación de una dispersión total, de un inmenso vacío. Yo tuve tiempo de acostumbrarme porque salí con mi familia en un carguero para Alemania del Este, antes de pasar al Oeste y, de allí, a Francia. Mi último recuerdo de Cuba en la infancia fue el alejamiento lento, lentísimo, del barco saliendo de la bahía de Cárdenas. Intuía, desde el principio, que el exilio (no sabía entonces lo que significaba esa palabra) iba a ser interminable.
Cuando llegamos a Paris, el shock no fue cultural sino físico. Hacía frío, por supuesto, y las condiciones materiales en que vivía con mis padres fueron muy duras, al principio. Pero, conscientemente, decidí integrarme rápido, muy rápido. Al cabo de dos meses hablaba francés sin acento y lo escribía sin faltas de ortografía. Creo que fue gracias al “Petit Prince” (“El principito”) de Saint-Exupéry, que leí y releí constantemente durante mi infancia. La cultura francesa me aportó un gran sentido de la opinión crítica para todo y un enorme deseo de libertad, anclado en lo más profundo de mí mismo hasta en los más mínimos actos de la vida cotidiana. Esas características, pues, las podía desear para mí mismo y, también, para los cubanos. Se podían compaginar perfectamente, adaptándolas a una mentalidad distinta, claro está. Las mezclas, cuando suponen la suma de dos formas de pensar, pueden ser fructíferas aunque, por momentos, desorienten bastante a mis interlocutores.
Tal como una foto recorrió el mundo, un libro comenzó su periplo por Europa -tanto en francés como en español- desmitificando la leyenda fabricada detrás de aquella imagen. El autor de “La cara oculta del Che”, Jacobo Machover, además de su trabajo académico en Francia, ha sido un incansable investigador de la historia cubana de estos últimos 50 años.
Paralelamente, su historia personal no es ajena a ese mito que ha sido la revolución cubana; exiliado desde la niñez, él mismo tuvo que andar y desandar caminos para lograr la comprensión de un fenómeno social que cambió ciento ochenta grados el rumbo de su vida, y la del resto de los cubanos.
Vía email, desde París el escritor Jacobo Machover concedió esta entrevista para El Imparcial Digital.
Foto: Isis Wirth.
Jacobo, salistes de Cuba en 1963. Tenías 9 años de edad. ¿Qué memorias guardas de esa primera infancia en tu país natal y bajo qué circunstancia tu familia dejó la Isla?
Yo recuerdo sobre todo a los muchachos de mi edad en Guanabo, donde yo vivía. Todos (o casi todos) se fueron, en distintas épocas, unos para Miami, otros para California, otros más para España, yo (con mi hermano y mis padres) para Francia. No queda nadie. La gente desaparecía de un día para otro, sin decir nada, sin avisar. Nosotros, igual. Así que tengo la sensación de una dispersión total, de un inmenso vacío. Yo tuve tiempo de acostumbrarme porque salí con mi familia en un carguero para Alemania del Este, antes de pasar al Oeste y, de allí, a Francia. Mi último recuerdo de Cuba en la infancia fue el alejamiento lento, lentísimo, del barco saliendo de la bahía de Cárdenas. Intuía, desde el principio, que el exilio (no sabía entonces lo que significaba esa palabra) iba a ser interminable.
¿Fuistes a vivir directamente a Francia? ¿Cómo fue el cultural shock de ese niño que fuistes ante aquella ruptura con tus raíces?
Cuando llegamos a Paris, el shock no fue cultural sino físico. Hacía frío, por supuesto, y las condiciones materiales en que vivía con mis padres fueron muy duras, al principio. Pero, conscientemente, decidí integrarme rápido, muy rápido. Al cabo de dos meses hablaba francés sin acento y lo escribía sin faltas de ortografía. Creo que fue gracias al “Petit Prince” (“El principito”) de Saint-Exupéry, que leí y releí constantemente durante mi infancia. La cultura francesa me aportó un gran sentido de la opinión crítica para todo y un enorme deseo de libertad, anclado en lo más profundo de mí mismo hasta en los más mínimos actos de la vida cotidiana. Esas características, pues, las podía desear para mí mismo y, también, para los cubanos. Se podían compaginar perfectamente, adaptándolas a una mentalidad distinta, claro está. Las mezclas, cuando suponen la suma de dos formas de pensar, pueden ser fructíferas aunque, por momentos, desorienten bastante a mis interlocutores.
Eres judío. Además de por descendencia, ¿practicas religiosamente? ¿Cómo es tu interacción con la comunidad judía en general?
Soy ateo, gracias a Dios. Lo que me une a la comunidad judía es la historia, de la que no hay manera de escapar, la de la Shoah, por supuesto, que mi familia “vivió” de lleno y de la que uno hereda, evidentemente. Lo que me produce repulsión es cualquier acto de antisemitismo, que proviene de la ignorancia, de la propaganda y del odio inmemorial. Los judíos cubanos en su mayoría de Cuba, los que quedan hacen cualquier cosa por irse. Si te fijas bien, entre los cubanos exilados y los judíos, hay muchísimos puntos en común, algo así como una comunidad de destino(s).
Soy ateo, gracias a Dios. Lo que me une a la comunidad judía es la historia, de la que no hay manera de escapar, la de la Shoah, por supuesto, que mi familia “vivió” de lleno y de la que uno hereda, evidentemente. Lo que me produce repulsión es cualquier acto de antisemitismo, que proviene de la ignorancia, de la propaganda y del odio inmemorial. Los judíos cubanos en su mayoría de Cuba, los que quedan hacen cualquier cosa por irse. Si te fijas bien, entre los cubanos exilados y los judíos, hay muchísimos puntos en común, algo así como una comunidad de destino(s).
¿Cuál ha sido tu formación académica?
Realicé la mayor parte de mis estudios en París, en distintas universidades. Conseguí una maestría en Historia, soy Doctor en Letras y tengo una “Agrégation”, algo que sólo existe en Francia, una oposición extremadamente difícil y pesada en Estudios hispánicos y latinoamericanos. Ejerzo como catedrático de Literatura y Civilización hispánicas en la universidad. Pero lo esencial de mi formación no es académica. Fueron la vida y los viajes los que me formaron y me siguen formando. Soy un universitario muy poco convencional, que antepone la pasión y el deseo de escribir a la mera formación tradicional.
Realicé la mayor parte de mis estudios en París, en distintas universidades. Conseguí una maestría en Historia, soy Doctor en Letras y tengo una “Agrégation”, algo que sólo existe en Francia, una oposición extremadamente difícil y pesada en Estudios hispánicos y latinoamericanos. Ejerzo como catedrático de Literatura y Civilización hispánicas en la universidad. Pero lo esencial de mi formación no es académica. Fueron la vida y los viajes los que me formaron y me siguen formando. Soy un universitario muy poco convencional, que antepone la pasión y el deseo de escribir a la mera formación tradicional.
He leído que hasta finales de los años setenta reportabas para algunos medios de comunicación europeos sobre la revolución cubana y que eras un simpatizante de la misma. ¿Cómo sucedió esa transformación que hizo que hoy día seas un luchador contra la tiranía de los hermanos Castro? ¿Cómo ha sido la acogida a tu reciente libro “Cuba, memorias de un naufragio”?
Sí, yo fui simpatizante de la revolución hasta el día en que, a finales de los años 1970, volví a pisar tierra cubana, a raíz del “diálogo” establecido entre el gobierno castrista y parte del exilio. Al segundo día de mi estancia, me di cuenta por mí mismo del terror que reinaba allí y que se abatía sobre mis seres queridos. Me tomé el tiempo para intentar entender aquello y, en seguida, tomé la decisión de denunciar la mentira y la tiranía. Trabajando para periódicos y diarios franceses y españoles, tuve la oportunidad de hacerlo a todos los niveles: literarios, culturales, políticos. Entrevisté a decenas de disidentes, intelectuales críticos, expresos, para darles voz a los que no la tenían. El resultado es “Cuba: mémoires d’un naufrage” (“Cuba: memorias de un naufragio”) que acaba de salir publicado en francés por la editorial Buchet-Chastel. Son muchos años de trabajo y de encuentros, amistosos y entrañables. Es una labor que no está acabada. Para la versión en español, habrá más testimonios y le daré una óptica diferente. El libro cobrará su verdadero sentido el día en que se pueda leer en Cuba, como una memoria de la tragedia que nos ha tocado vivir.
Sí, yo fui simpatizante de la revolución hasta el día en que, a finales de los años 1970, volví a pisar tierra cubana, a raíz del “diálogo” establecido entre el gobierno castrista y parte del exilio. Al segundo día de mi estancia, me di cuenta por mí mismo del terror que reinaba allí y que se abatía sobre mis seres queridos. Me tomé el tiempo para intentar entender aquello y, en seguida, tomé la decisión de denunciar la mentira y la tiranía. Trabajando para periódicos y diarios franceses y españoles, tuve la oportunidad de hacerlo a todos los niveles: literarios, culturales, políticos. Entrevisté a decenas de disidentes, intelectuales críticos, expresos, para darles voz a los que no la tenían. El resultado es “Cuba: mémoires d’un naufrage” (“Cuba: memorias de un naufragio”) que acaba de salir publicado en francés por la editorial Buchet-Chastel. Son muchos años de trabajo y de encuentros, amistosos y entrañables. Es una labor que no está acabada. Para la versión en español, habrá más testimonios y le daré una óptica diferente. El libro cobrará su verdadero sentido el día en que se pueda leer en Cuba, como una memoria de la tragedia que nos ha tocado vivir.
Tu libro “La cara oculta del Che” está ayudando a cambiar la imagen distorsionada e idílica que los franceses -por lo general- han tenido de esta figura histórica. ¿Tienes anécdotas a nivel personal que palpen la influencia de tu libro en este proceso?
El libro ha sido objeto de ataques despiadados en el mundo entero en el momento de su salida en francés en la editorial Buchet-Chastel, en septiembre de 2007, un poco menos desde que salió en español en Ediciones del Bronce (Planeta). Aparentemente, ya había producido su efecto. A pesar de que se siguen llevando camisetas con la cara del “carnicerito de La Cabaña”, quien hizo fusilar a decenas de compatriotas nuestros después de presidir juicios sumarísimos en el Tribunal revolucionario, la verdad se ha abierto camino. Los libreros, particularmente, le han dado una gran resonancia al libro, cansados sin duda de toda la parafernalia hagiográfica hacia el guerrillero argentino. Uno de ellos, un tipo genial, post-moderno en sus gustos y en su forma de ser, escribía: “¡Una bomba! El ensayo histórico más políticamente incorrecto del año”. Uno de los mejores intelectuales franceses, el filósofo francés Bernard-Henry Lévy, le dio un gran estímulo al libro, citándolo como ejemplo frente a los que, en la extrema izquierda francesa, quisieron hacer del Che su ídolo imperecedero. El gran escritor libertario español Carlos Semprún-Maura tildaba al Che Guevara de “asesino-camiseta”. Un director de escuela en Suiza les prohibió a sus estudiantes que se pavonearan con la efigie de un verdugo. Queda mucho por hacer, sin embargo. Yo espero que otros sigan por la misma vía. Del mismo modo, les rindo homenaje a todos los historiadores y escritores cubanos, Enrique Ros y Pedro Corzo particularmente, que me precedieron en este empeño de desbancar el mito del “héroe romántico” para dar a conocer la realidad de un psicópata que no fue sino uno de los brazos armados del castrismo, elevado al rango de mito por la sabia propaganda de los dos hermanos, Fidel y Raúl, y la complicidad de tantos intelectuales e “idiotas útiles” que hicieron de un “killer” un libertador. Eso se está acabando ya. Cuanto más y más pronto, mejor.
El libro ha sido objeto de ataques despiadados en el mundo entero en el momento de su salida en francés en la editorial Buchet-Chastel, en septiembre de 2007, un poco menos desde que salió en español en Ediciones del Bronce (Planeta). Aparentemente, ya había producido su efecto. A pesar de que se siguen llevando camisetas con la cara del “carnicerito de La Cabaña”, quien hizo fusilar a decenas de compatriotas nuestros después de presidir juicios sumarísimos en el Tribunal revolucionario, la verdad se ha abierto camino. Los libreros, particularmente, le han dado una gran resonancia al libro, cansados sin duda de toda la parafernalia hagiográfica hacia el guerrillero argentino. Uno de ellos, un tipo genial, post-moderno en sus gustos y en su forma de ser, escribía: “¡Una bomba! El ensayo histórico más políticamente incorrecto del año”. Uno de los mejores intelectuales franceses, el filósofo francés Bernard-Henry Lévy, le dio un gran estímulo al libro, citándolo como ejemplo frente a los que, en la extrema izquierda francesa, quisieron hacer del Che su ídolo imperecedero. El gran escritor libertario español Carlos Semprún-Maura tildaba al Che Guevara de “asesino-camiseta”. Un director de escuela en Suiza les prohibió a sus estudiantes que se pavonearan con la efigie de un verdugo. Queda mucho por hacer, sin embargo. Yo espero que otros sigan por la misma vía. Del mismo modo, les rindo homenaje a todos los historiadores y escritores cubanos, Enrique Ros y Pedro Corzo particularmente, que me precedieron en este empeño de desbancar el mito del “héroe romántico” para dar a conocer la realidad de un psicópata que no fue sino uno de los brazos armados del castrismo, elevado al rango de mito por la sabia propaganda de los dos hermanos, Fidel y Raúl, y la complicidad de tantos intelectuales e “idiotas útiles” que hicieron de un “killer” un libertador. Eso se está acabando ya. Cuanto más y más pronto, mejor.
Si me dieras la oportunidad de hacerte una pregunta indiscreta, ¿cuál me aconsejarías?
Ya tienes bastante con esto. El resto será para otra vez. Gracias por tu curiosidad.
Ya tienes bastante con esto. El resto será para otra vez. Gracias por tu curiosidad.
Con la pintora Gina Pellón, París.
Con la escritora Zoé Valdés, París.
DEL BOMBIN DE EUFRATES, COMO DIRIA NUESTRA REINA ISIS...
En 1989 Jacobo Machover fue a Miami a entrevistar a presos políticos. Mi editor de entonces me pidió que le manejara, aunque no era yo la persona más experta como guía, ya que sólo llevaba pocos meses residiendo en esa ciudad. Conduciendo mi viejo transportation casi sin frenos (detalle que creo le oculté a mi pasajero), juntos visitamos la Casa de los Presos Políticos y asistimos a una charla de Mario Vargas Llosa, en aquellos días en que el escritor hacía campaña electoral en la comunidad peruana. Sobre el tema, fue esta corta entrevista que le hiciera en esa fecha a mi entrevistado de hoy, Jacobo Machover. ¡Maestro, gracias por las memorias!
DEL BOMBIN DE EUFRATES, COMO DIRIA NUESTRA REINA ISIS...
En 1989 Jacobo Machover fue a Miami a entrevistar a presos políticos. Mi editor de entonces me pidió que le manejara, aunque no era yo la persona más experta como guía, ya que sólo llevaba pocos meses residiendo en esa ciudad. Conduciendo mi viejo transportation casi sin frenos (detalle que creo le oculté a mi pasajero), juntos visitamos la Casa de los Presos Políticos y asistimos a una charla de Mario Vargas Llosa, en aquellos días en que el escritor hacía campaña electoral en la comunidad peruana. Sobre el tema, fue esta corta entrevista que le hiciera en esa fecha a mi entrevistado de hoy, Jacobo Machover. ¡Maestro, gracias por las memorias!
16 comments:
Agradable sorpresa de mediodía. Magnífica entrevista, de parte de ambos. Y las fots, muy buenas. Nos mejoramos, Reina. Gracias a todos.
Excelente entrevista, Eufrates.
Y resulta muy grato como siempre vuelves al pasado.
El despertar de mi gente!! Y FALTAN MUCHISIMOS MAS POR QUITARSE LA VENDA DE LOS OJOS, gracias por esta entrevista.
Menos mal que se dio cuenta de todo, y sí, el libro del Ché ha tenido mucho éxito tanto en Francia como en España. Leo a Machover desde hace años. Niobe.
Muy bueno, Eu! Machover es uno de nuestros mejores intelectuales. Y lo digo con conocimiento de causa.
Necesitamos que el libro salga en inglés. Sandokán.
Excelente entrevista y excelentes respuestas; me permite acercarme a alquien tan singular que no conocia. Ojala hubiese mas entrevistas con el Sr. Machover.
Un abrazo a Jacobo Machover, felicidades. Felito Pepe.
Muy buena entrevista, Eu, como siempre. ¿Dónde puedo comprar en EEUU el libro sobre el asesino-camiseta en EEUU? Amazon.com no lo tiene.
Excelente la entrevista, ya que yo no conozco mucho a Jacobo.
Saludos,
G
Se agracede la sinceridad con la que Jacobo responde a tus preguntas. Nos conocemos desde hace mas de una década y sé cuanto ha hecho y hace por la causa cubana, justamente nos conocimos bajo ese signo. Le agradezco mucho también su sincera dedicatoria de "Cuba: Memoires d'un naufrage", y lo pasado, pasado esta.
Don Eufrates,
podías haber matado al tipo en 1989. Noto cierto descaro en esa confesión frenológica, por no decir frenética.
Ciertamente tengo mis prejuicios hacia los intelectuales franceses. Tanto más si han sido simpatizantes del comunismo cubano desde afuera, comiendo foie gras y admirando el pan con pasta. En este caso, sin embargo, hago una excepción. Lo cual no quita que considere un ejercicio casi inútil leer esos valiosos libros. En esas aguas ya me bañé muchas veces. Pero está muy bien que Machover los haya escrito: Hay muchos europeos sucios, sumamente puercos, y les vendrá bien zambullirse ahí.
Excelente entrevista Don Eufrates. Gracias por presentarme a Jacob, no lo conocía.
Muchas gracias tambien a doña Isis.
La edición en francés del libro sobre el carnicerito en la camiseta se puede encargar en amazon.ca (Canadá)
Muy buena la entrevista, querido Eufrates. Y gracias a Jacobo Machover por su sinceridad y por esos libros necesarios.
Muchas bendiciones para los dos,
Belkis
www.belkiscuzamale.blogspot.com
Te agradezco, Eufrates, esta entrevista que es también un reencuentro.
Me conmueven los comentarios, tanto los que son favorables como los que lo son menos.
Nos vemos el año pròximo en La Habana.
Jacobo Machover
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