Friday, March 6, 2009

LAS NIEVES DEL CLIMA-N’-CASTROHOOD


Un invierno más. Una nevada más. Si das un mal paso, como me sucedió a mí, recordarás el invierno y la nevada como ese período de tu vida en que estuvistes postrado con un yeso tirano, impotente por no poder cumplir con proyectos con los que te habías comprometido. Pero, esa cosa que llaman esperanza está a tu lado. Un mes más, dos a lo sumo, llegará la primavera, la nieve ya derretida sólo quedará congelada en pixels, y el mal paso que diste lo recordarás por ese dolorcito recurrente en el hueso recién cicatrizado de tu pie.

Así funciona igualmente ese puntico que eres como ente integrado a la sociedad. Votarás por un nuevo presidente, que hará y desbaratará con menor o mayor éxito, y que un día será recuerdo de una época, porque ya estarás en otra donde hay otro presidente haciendo y deshaciendo, mientras tu sigues sumando, restando –y con fortuna, multiplicando- en tu chequera, viendo a tus hijos crecer, y puede que hasta nuevamente enamorado cuando ya lo creías imposible. A tu lado, como ángel de la guarda, la señora esperanza.



Sin embargo, en tiempos en que gran parte del mundo vela con celo las conquistas democráticas y se alarma porque el planeta se está calentando -a pesar de que el invierno nos haya hecho creer lo contrario-, existe una isla en el mar Caribe que rompe todos los récords del infortunio de ese mismo mundo demócrata y ecológico, isla con peculiar clima del cual las instituciones meteorológicas del planeta se hacen de la vista gorda. Rectifico. Se han hecho hasta la fecha de la vista gorda, por cincuenta años.

Una isla con un calor incivilizado imposible de amortiguar con aparatos de aire acondicionado, porque las tiendas que venden sus productos en moneda nacional no los tienen, y las que los venden en moneda convertible lo hacen a más del doble de su precio del mercado internacional, y los potenciales consumidores, para colmo, ganan al mes un décimo de ese precio. La culpa es del bloqueo, gritan las consignas, mientras te preguntas si, quitado el bloqueo y llenado todos los estantes de las tiendas de aparatos de aire acondicionado -que por aquello de la relación entre consumo y demanda se venderían más asequibles- podría la obsoleta infraestructura de abastecimiento de electricidad a la población soportar el que la mayoría de los cubanos vivan más humanamente. Sólo un ejemplo, aplicable para el resto de los renglones del país.

Una isla en bancarrota donde su población sobrevive gracias a la ayuda de esa otra población residiendo en el extranjero; ovejas disciplinadas allá en la isla que a la primera orientación le gritan “apátridas, mercenarios del imperialismo yanqui” a quienes le dan de comer con el esfuerzo del duro trabajo envuelto en nostalgia.


Una isla con un gobierno que, a pesar de ese bochornoso calor del trópico, se mantiene por cinco décadas con dos mismos gobernantes tan congelados como la nieve tras una tormenta, pero que a diferencia de la misma no se derriten ni evaporan con el paso del tiempo. Ni se mueren, en contra de la naturaleza. Una isla que te dañó de tanta tristeza. Y de tanta vergüenza. Una isla que se ha vuelto circo de pueblito polvoriento e intrincado; que cambia payasos a ratos, payasos que hasta agradecen públicamente cual perros bien entrenados las patadas que los dos amos de esa isla le proporcionan cuando ya no le son útiles.

Fotos: Eufrates del Valle.

Mientras que yo recordaré el invierno en que dí un mal paso, y usted recordará aquel en que compró un abrigo más cálido o perdió su casa en la bancarrota colectiva o envió a sus hijos al College o las vacaciones de su vida que no pudo realizar, el pueblo de Cuba sigue y seguirá sudando la gota gorda huérfanos de la señora madre esperanza, y los hermanos Fidel y Raúl Castro, dueños de la isla/finca o la finca/circo, seguirán congelados en el poder, momificados, haciendo y deshaciendo como han hecho por cincuenta años. Y los demócratas y ecologistas del mundo, y los meteorólogos del planeta, seguirán haciéndose de la vista gorda ante el microclima de las eternas nieves de Castrohood.

Sobre los cambios caninos recientes, coincido totalmente con los augurios del estimado Alfredo Pong.


6 comments:

A Cuban In London said...

Excelente articulo! Me gusto la imagen de los viejos como la nieve, frios, como la nieve. Pero recuerda, mi herma,la nieve se derrite algun dia...

Saludos desde Londres.

Anonymous said...

Que pronto se derrita esa nieve!
me gusta esa conclusión del "Cuban in London"
artículo y caricatura de primera!

Anonymous said...

Bello articulo Don Eufrates.
Las desgarraduras morales y espirituales que ha sufrido el pueblo de Cuba algun dia tambien cicatrizaran.
Solo pido salud para poder ser testigo de ese proceso y disfrutarlo.
Que se mejore de su pie...para cuando tengamos que "andar la Habana" todos juntos.

Anonymous said...

Ay Eufrates, ayer que me hizo reir tanto y hoy, sin embargo, casi me pongo a llorar, pero como dicen los inteligentes comentaristas del Imparcial que me anteceden, hay que recordar que la esperanza es lo ultimo que se pierde, mis mejores votos para usted y Escolastica, y que tenga un buen fin de semana

Tuta

Zoé Valdés said...

Bello artículo. Fotos también. Una pena que se haya lesionado y por tanto tiempo, lo siento. Este año, recuerde, hizo frío en Cuba, lo que es todavía peor, porque con una penca te puedes echar fresco, pero con frío y sin abrigos y sin con qué calentarse el cuerpo y el estómago, es aún peor. Me pregunto qué dirá Al Gore y compañía de este invierno.

Anonymous said...

Uf, no quiero ver más nieve, pero sus fotos son un bello recuerdo de este invierno. Niobe.