MOM

Eufrates’ Mom vive en la Madre Patria. En sus setentas, es saludable como un tronco de selva virgen, no le duele ni los callos. Dice que ella no puede darse el lujo de enfermarse para no darle más preocupaciones a sus hijos. ¿La cabeza?, bueno... esa le patina a ratos, pero no es nada nuevo; antes le patinaba en aquellos aparatos de cuatro ruedas y frenos en las puntas y hoy día en rollerblades. Andando rápido no se le nota.

Mom tiene todos sus días ocupados. Me hace el resumen al anochecer en Europa, cuando yo en América estoy en las horas de más volumen de trabajo. Que fue hasta Bravo Murillo y luego cambió de tren en Atocha; que ahora descubrió una guagua que la lleva directo hasta donde consigue la malanga; que recibió un email desde Buenos Aires, que me mandan saludos; que acaba de llegar de una conferencia sobre el medio ambiente donde debía asistir Ana Botella, que nunca se apareció, qué lástima....

El otro día la conversación terminó textualmente de esta forma:

Eufrates’ Mom: “... espérate un minuto... por la ventana del cuarto estoy viendo algo raro... si, raro... es una luz rara... yo creo que es un ovni. Sí, estoy convencida, es un ovni... te dejo que voy a buscar la cámara...”

Al día siguiente recibí un correo electrónico de ella con las dos fotos que tomó. La que encabeza este post y la siguiente.

Por la ubicación de su dormitorio deduzco que el ovni se aprecia a la izquierda, al final. Con ella todo es posible.

Las fotos a continuación las tomó Mom el año pasado, durante una visita que hizo a una fábrica de vidrios con sus amigos del club de envejecientes. Ya les digo, no para...

Fotos: Eufrates' Mom.