Tuesday, September 4, 2007

EL PUEBLO NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA



Dos más dos son cuatro. Fidel Castro desprecia al pueblo cubano. Desconfía de sus más cercanos allegados, de sus médicos, de sus boxeadores, de sus voceros. Machaca al pueblo con unas reflexiones que todos sabemos no son nuevas, sólo variantes a varias manos de su feudal pensamiento, seniles arreglos de su verborrea de casi cinco décadas. Sus “cartas personales” no son recibidas en Cuba. Le llegan a Chavez en Venezuela, porque gracias a los barriles de petróleo de Chavez puede mantenerse en el poder y en ese es en el único que confía ahora. Chavez se volvió su albacea, su voz. El pueblo cubano no cuenta. Incluso, aunque ya no se encuentre en este mundo, como muchos sospechamos hasta que no aparezca en vivo y demuestre lo contrario, desde el más allá deja claro su desprecio: El pueblo cubano no tiene voz ni voto, no merece el derecho de la información, ni siquiera a la información sobre su propio gobernante, la primicia sobre su “salud” se la da a Chavez. Olvídense de los peones en Granmma y Jueventud Rebelde. Ojo. Cuidado. Ahora arremete contras las monarquias. Pero leamos entre líneas. ¿Realmente está criticando a las monarquias europeas o las está tomando como ejemplo para perpetuar a los Tres Reyes Magos?: Chavez, Evo y a él mismo, el emperador entre todos. El secreto sobre su salud es ridículo. El secreto sobre su muerte o casi muerte es una de las relaciones más retorcidas en la historia de un gobernante con su propio pueblo. Si está muerto o casi muerto, tiene que ser secreto de estado. Porque él se ha autotitulado inmortal. No nos asombremos que en las próximas “elecciones” en Cuba, esas elecciones donde el elector no encuentra una casilla donde marcar NO por su nombre o por ese partido donde milita la hipocresia y la doble moral cubana, el que quede “elegido” sea el que ya él dejó elegido, su sucesor, sangre de su sangre, su hermano. Otro Castro. No nos asombremos que cada día que pase Chavez comience a recibir menos y menos correspondencia. Que nunca se anuncie su muerte. Que la gente empiece a olvidar. Los más jóvenes comiencen a sentir “piedad” por un viejito vestido en adidas. Y Castro logre su sueño: el boleto vitalicio hacia una inmortalidad auto-impuesta.

Nota: Ilustrición del Sr. Del Valle por falta de presupuesto para un caricaturista de verdad.

3 comments:

Enrique Soldevilla said...

Con el nombre de Eufrates no puedo saber quien eres. Escribeme a mi email hsoldevila@gmail.com
Saludos,
Henry

Enrique Soldevilla said...

Rectifico:
hsoldevilla@gmail.com

Anonymous said...

me identifico mucho con el blog que usted hace; sencillo, divertido, pero el mensaje me toca.