Desde hace más de diez años trabajo en uno de esos edificios típicos de la Manhattan de los 30 y 40 del siglo pasado, el cual se lleva una manzana entera, y por todo aquello no hay un cubano. Salvo Pepe. Llamémosle Pepe porque él y yo nunca hemos intercambiado nombres. Bajito, canoso, delgado, consumiéndose detrás de un cigarrillo, Pepe tiene una de las voces más feas que he oído, a pesar de que su fuerte acento de campesino villaclareño la mejora. Con su jeans colgándole en la cadera, lleva años cayéndome atrás para contarme sus ideas de Cuba, que son una mezcla de verdad con ciencia ficción, porque Pepe se fue de la isla hace 41 años, aunque parezca que se acaba de bajar de la balsa. El es empleado de mantenimiento y lo suyo es limpiar el mármol del vestíbulo del edificio. Cada vez que me encuentra al bajar de un ascensor o en la acera cuando voy por un café, sin saludarme me suelta todas sus teorías, metáforas e hipótesis sobre la realidad cubana. La última de Pepe me encantó:
“El tipo está metido entre dos bloques de hielo. Nada más lo sabe la familia y los más allegados. Y los comemierdas del comité central siguen pasándose memos pensando que el hombre está dando esas órdenes... Y ahora el hermano en Italia.... A lo mejor el país está sin gobierno y todavía nadie se ha dado cuenta...”
2 comments:
Don Eufrates, a mi tambien me encanto la hipotesis de Pepe. Con ese gobierno uno nunca sabe, cualquier cosa puede pasar y a lo mejor la china Raul esta planificando su escapada para Italia. Ojala que el tal Pepe sea visionario.
El país, ¿de que país habla Pepe?
Pepito, eso es una finca, no hace falta gobierno, los gobiernos son para organizar ciudadanos, en la finca hay compañeros, por tanto no hace falta gobierno.
Cacho’ animal, es por lo de los 41 años fuera. /.#%^*...
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